El Partido Popular tiene todo a punto para cerrar el largo proceso de sus congresos provinciales en Castilla-La Mancha. Cuando desde Madrid dieron el pistoletazo de salida a los congresos en numerosas provincias de todo el territorio nacional, Castilla-La Mancha convocó y celebró dos de ellos, el de Albacete y Ciudad Real, con increíble rapidez, sin ningún tipo de conflicto interno y con los candidatos elegidos casi por aclamación.
Parecía en principio que en las tres provincias restantes tomarían ejemplo y lo tendrían todo dispuesto para que los congresos culminarán antes de acabar 2020. Pero no fue así, y cuanto más tiempo pasaba más se enrarecía el ambiente. Las direcciones nacional y regional no encontraban candidatos adecuados para renovar las provincias sin renunciar a candidaturas unitarias e integradoras.
La realidad es que buscaron candidatos alternativos en Toledo, Cuenca y Guadalajara, pero solo lo encontraron en esta última. Lo demás vino rodado porque en Toledo se adelantó Carlos Velázquez y no hubo nadie que se prestara a competir con él. El pacto entre Núñez y Velázquez, facilitado por la mediación del secretario general, Teodoro García Egea, hizo de la necesidad virtud y abrió el camino a una candidatura única cuya capacidad de integración se verá en el mismo congreso, el próximo 11 de julio. En cualquier caso, ha ganado el partido y ha dejado satisfechas (moderadamente) a todas las partes. En el PP solo esperan que las prisas de unos o los recelos de otros no aboquen a un enfrentamiento suicida en un momento en que las encuestas favorecen claramente las aspiraciones electorales del partido de Pablo Casado.
En Guadalajara ha ganado holgadamente el candidato al que apoyaba la dirección regional y en el que de alguna manera han convergido los intereses de las corrientes lideradas por Ana Guarinos y Antonio Román, todo ello después de la candidatura sorpresa de Ana González y del intento frustrado del incombustible Jaime Carnicero, que renunció a presentarse cuando no consiguió convencer a sus rivales de hacer una lista conjunta. Lucas Castillo tiene capacidad para liderar este nuevo proyecto, aunque no será fácil diluir el resultado de tantos años de enfrentamiento.
En cuanto a Cuenca poco hay que decir. Benjamín Prieto tuvo claro desde el principio, y así lo hizo saber, que no iba a renunciar a seguir presidiendo el partido en la provincia. Ha sido intenso el esfuerzo que han hecho para buscar otro candidato, pero al igual que en Toledo nadie ha dado el paso adelante y han dejado el camino despejado para que Prieto consiga su propósito de seguir liderando el PP en Cuenca. Aquí todos ganan también porque, pese a su carácter de político indomable y pertinaz, Prieto es antes que nada un hombre de partido que no alberga intenciones de competir con nadie por la presidencia regional.
En el entorno de Paco Núñez están satisfechos con el resultado de estos congresos que le deparan como mínimo el apoyo claro de tres provincias y el respaldo condicionado de las otras dos. El domingo felicitó a Lucas Castillo a través de las redes sociales con un mensaje lleno de intenciones y extensivo al resto de la región en el que afirmaba que "todos formamos un gran equipo y van a sumar sus fuerzas al proyecto del PP en Castilla-La Mancha junto a los alcaldes, portavoces, concejales, cada junta local y cada afiliado para seguir siendo una alternativa real a las políticas socialistas en Castilla-La Mancha".