Dos hipótesis viables manejan actualmente en el PSOE ante el decisivo periodo electoral en el que entra España, primero con las autonómicas y municipales de mayo y después con las generales en fecha aún por decidir. La primera teoría es que, tal como contaba este lunes El Español, la “ola de derechas” ya es inevitable y el Gobierno de Pedro Sánchez tiene muy difícil dar la vuelta a esta situación. Y la segunda idea es que el presidente socialista de Castilla-La Mancha y díscolo destacado del sanchismo, Emiliano García-Page, podrá probablemente revalidar su mayoría absoluta y seguir gobernando en la comunidad.
A partir de ahí, el PSOE se están moviendo en diversas direcciones con el objetivo de preparar la etapa llamada del “postsanchismo” y lo está haciendo fundamentalmente en torno a dos líderes autonómicos sobre los cuales pivotan los equilibrios internos del partido en estos momentos y con visiones enfrentadas de lo que debe ser el futuro del partido. Por un lado, el propio García-Page, considerado el barón más moderado y centrista del PSOE, y por otro, el presidente de Asturias, Adrián Barbón, mucho más escorado a la izquierda y posicionado como “fiel sanchista”.
Las distintas corrientes internas del PSOE toman posiciones en torno a estas dos figuras y lo hacen ahora mismo con la idea, por un lado, de “prevenir la debacle” y, por otro, de gestionar el tiempo que pueda llegar después de Pedro Sánchez si finalmente es derrotado en las elecciones generales. Según explicaba El Español en una interesante información de Alberto D. Prieto, “no es que Page o Barbón emerjan como posibles líderes del PSOE, que para eso queda mucho, pero sí son los que están aglutinando ya dos visiones enfrentadas”.
En el caso de García-Page está siendo muy visible su estrategia por desmarcarse abiertamente de Sánchez y el sanchismo, incluida su entrada de lleno en la carrera por bajar los impuestos, una circunstancia que, por ahora, parece estar saliendo bien al PSOE castellano-manchego. Aunque las encuestas internas del PP dicen lo contrario, los socialistas manejan también sondeos que apuntan a la mayoría absoluta de García-Page, renovando así su poder en la región. Los populares, por el contrario, han dicho desde Génova que el vuelco político en España es inevitable y que la mayoría del mapa autonómico quedará en manos del PP, incluida Castilla-La Mancha.
Sea como sea, la convulsión interna en el PSOE va tomando forma y tanto Page como Barbón aglutinan a su alrededor movimientos internos que ven el futuro del partido de una forma abiertamente diferente. El PSOE “tradicional y moderado” frente al PSOE más sanchista y escorado a la izquierda. El “postsanchismo” está todavía por escribir, y decidir quién “gestiona” ese nuevo tiempo, si es que llega a producirse, es una de las dudas existenciales en las que ahora andan los socialistas.