La noche electoral del 23 de julio ha dejado a Pedro Sánchez mucho más entero de lo que pronosticaban las encuestas y, lo que es más importante, con serias posibilidades de reeditar la coalición Frankenstein y formar un nuevo gobierno en España. La misión se presenta complicada y, si finalmente Sánchez la consigue, la legislatura puede convertirse en un laberinto endiablado imposible de gobernar, pero de momento el líder socialista mantiene intacto su poder en el PSOE. Desde anoche, incluso, con más fuerza y renovados apoyos.
Las próximas semanas serán decisivas para lo que pueda pasar en España. El ganador de las elecciones, Alberto Núñez Feijóo, anunció anoche también su intención de intentar formar gobierno, aunque en este caso, el objetivo parece mucho más complicado. El escenario, de cualquier forma, se presenta nebuloso y la política española va a vivir unos meses que serán enrevesados y complejos hasta que pueda despejarse un camino claro. Obviamente, no es descartable la posibilidad de una repetición electoral a la vista del panorama que ha dejado el 23-J.
En este contexto, el presidente socialista de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ahora probablemente va a apartarse por un tiempo del foco nacional y dejará de lado sus tradicionales disputas con el sanchismo que le han granjeado la fama de ser el verso suelto del PSOE y el barón más díscolo con la Moncloa. En este momento, eso ya no toca. Los nuevos tiempos piden prudencia y discreción, al menos por ahora. La fuerza con la que Sánchez ha salido de la noche electoral aconsejan tranquilidad a Page y aparcar cualquier movimiento interno que sí hubiera sido posible en el caso de que Feijóo hoy ya fuera presidente electo del Gobierno.
Así que lo previsible es que Page se "atrinchere" en el Palacio de Fuensalida y se centre principalmente en gobernar en Castilla-La Mancha y atender las tareas cotidianas de gestión en la Junta de Comunidades. Así se lo permite su mayoría absoluta conseguida el 28-M. Lo de cruzar la M-30, que es una aventura que nunca estuvo claro que Page quisiera realmente emprender, ha quedado en el pasado o, en su caso, aparcado para mejor ocasión, si es que la hay, y más aún después de la fuerte derrota socialista de este domingo en Castilla-La Mancha. Sánchez es un nuevo héroe en el PSOE, sobre todo si consigue reeditar su gobierno, y en estas condiciones el líder socialista castellano-manchego lo más seguro es que opte por estar callado y en modo observador. Es lo que toca, al menos por ahora.