"En mi casa era normal que mi padre se sentara a la mesa y la comida la sirviera mi madre". Son palabras pronunciadas en público por Emiliano García-Page el pasado viernes durante su intervención en el acto institucional organizado por el Gobierno de Castilla-La Mancha en Los Yébenes (Toledo) con motivo del 25-N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Page, que ratificó el compromiso total del Ejecutivo que preside contra la discriminación de género y las violencias machistas, quiso detenerse en la realidad familiar vivida por muchas personas de su generación -ahora tiene 55 años- para poner en valor el tremendo avance social que en pocas décadas ha habido en materia de igualdad, asegurando lo que ocurría entonces tanto en su familia como en muchísimas otras de España "hoy no se vería normal".
"Mis padres eran de la generación de la guerra. No sabían casi ni leer ni escribir, y el casi es generoso, pero todo su esfuerzo era para que sus hijos tuviesen una educación. Siempre tuvieron claro que mi hermana tenía el mismo derecho a estudiar que sus otros cuatro hijos, afortunadamente, pero eso no pasaba en muchos sitios", recordó el también secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha.
[Castilla-La Mancha quiere ser la primera comunidad con una ley contra la brecha salarial]
Cuarenta años más tarde, añadió, "hay más mujeres que hombres en la universidad y aprueban muchísimo más las mujeres que los hombres en las oposiciones". Sin embargo, dijo no entender "a los españoles que dicen que no existe un problema de desigualdad o de violencia", por lo que anunció que el Gobierno de Castilla-La Mancha trabaja para aprobar en 2025 una ley pionera en España contra la brecha salarial, además de que el nuevo Estatuto de Autonomía blindará la igualdad como uno de sus pilares.
"Yo he tenido la suerte de tener dos hijos. Ni ellos mismos, ni mi vecindario, ni mi familia pudieron siquiera imaginar que mi hijo podía estudiar y mi hija no. Ya no cabía en cabeza alguna. Todo ese camino se ha recorrido a base de no ser indiferentes. Castilla-La Mancha no quiere ser una región indiferente", finalizó Page, que durante todo su discurso se mostró muy crítico con los discursos negacionistas relacionados con la violencia machista.