No debería de ser el asunto de la Vega Baja toledana, o mejor dicho Ciudad Visigoda, un problema de carácter local, sino nacional. La importancia arqueológica del yacimiento ha sido señalada desde hace años, precisamente desde que se paralizó, hace 14 años, la tropelía de edificar sobre estas ruinas 1400 viviendas. Hubo un gran escándalo, con repercusiones en medios académicos nacionales e internacionales, y, en el último momento, el entonces presidente de la Junta, José María Barreda, decidió paralizar las máquinas excavadoras. A continuación se anunciaron unos cuantos proyectos, que incluían un museo de la historia y cultura visigodas y la recuperación en un mismo espacio del Circo romano, pero todo han sido mentiras para ir tirando, para ocultar, Ayuntamiento y Junta de Comunidades, en alianza estrecha con el sector del ladrillo, que lo que pretenden es volver a las andadas, modificar cuantas normas y leyes protectoras sean necesarias, para culminar el sueño de construir sobre el pasado unas cuantas miles de viviendas de lujo, con estupendas vistas al Casco viejo de Toledo.
Y es ahí en donde se puede interpretar el silencio de la alcaldesa, ante un comentario paleto e ignorante, del presidente de los empresarios toledanos, relativo al yacimiento arqueológico. También, en la misma clave para iniciados, se encuentra la declaración del presidente de la Junta, señor García-Page, en el sentido de que él respetará la Ley en todo lo relativo a la Vega Baja. Al escuchar lo anterior a algunos nos vino a la memoria aquel hallazgo jurídico del presidente de las últimas Cortes franquistas, Torcuato Fernández-Miranda, cuando, para saltarse el juramento prestado por Juan Carlos de Borbón a los Principios Fundamentales del Movimiento Nacional, inventó lo de que había que ir “de la Ley a la Ley”. Vale decir que, si una ley protege un bien público, como es un yacimiento arqueológico, pues se cambia la ley y todos felices. De otra parte, la situación política regional es inmejorable para el desafuero, con un García-Page con mayoría absoluta, con un PP domesticado e histórico entusiasta inmobiliario de la Vega Baja.
Que les apremia el tiempo, y quieren empezar cuanto antes la tropelía, es un dato el anuncio de fin de año de la alcaldesa toledana, Milagros Tolón, al anunciar el fichaje de dos profesionales de reconocido prestigio, pero no arqueólogos, si no arquitectos. Uno, el señor Busquets, hará un estudio de la Vega Baja, su entorno y su relación con el casco histórico; el otro arquitecto, el señor Ezquiaga, hará un análisis de la ciudad de Toledo y bases para el Plan de Ordenación Urbana. Todo estará listo en tres o cuatro meses. El estudio abarcará el Circo Romano, donde igual nos colocan unas cuantas viviendas unifamiliares muy ecológicas. Se vuelve a hablar de la preservación de restos arqueológicos, por lo que hay que echarse a temblar, pues se insiste además en “el desarrollo de la ciudad”. Blanco y en botella, como si la ciudad de Toledo no tuviera otros espacios donde desarrollarse, si es que eso es necesario, en una provincia donde la inmensa mayoría de los municipios, incluso algunos próximos a Toledo, pierden población de forma alarmante.
Esperemos que la asociación creada para luchar contra el expolio que se pretende, además de las Academias, sepan estar a la altura de las circunstancias. En resumidas cuentas, no existe proyecto alguno para la recuperación de la Ciudad Visigoda, solo existe en la mente de estos políticos la idea de construir encima, y, eso sí, sacar del subsuelo alguna que otra escultura o vasija y colocarlas de adorno en las futuras rotondas. Todas las retóricas que escuchemos de aquí en adelante serán, no tienen otro nombre, trampas en el juego del solitario.
Otra perla que nos ha dejado la política de fin de año, con motivo del tortuoso camino hacía el gobierno de coalición, con la abstención de los republicanos catalanes, fue otra invectiva de Emiliano García-Page, una más, dirigida al secretario general de su partido, y a la sazón presidente de Gobierno, Pedro Sánchez. Me refiero, -ya la intuye el avezado lector-, a la carta a los Reyes Magos del presidente de la Junta, y su deseo de no incluir en la misma una cajita de vaselina. El significado del exabrupto, un poco zafio, aunque nadie de su partido se lo señale, ha sido comentado en las barras de los bares de toda España, con añadidos que ustedes imaginarán. Por mi parte, confieso que tengo en casa una de esas cajitas, que viene muy bien para la piel de los labios cuando se resecan, aunque creo que no era en eso en lo que pensaba el presidente de la Junta. Pero como un servidor ha trabajado, una parte de su vida profesional de periodista, en la prensa satírica, prefiero tomármelo con humor, y se me ocurre que la frase de marras daría para una coplilla de aquellas de Luis Carandell, o quizás mejor para un cuplé picarón, de los que cantaba Olga Ramos, y que no sería difícil darle forma musical. Con un poquito de imaginación, al menos los lectores más veteranos, pueden inventarse una letrilla, sencilla y que tenga fácil tarareo, utilizando la música de alguno de los cuplés más conocidos, incluidos los que cantaba nuestra maravillosa Sara Montiel. La letra podría empezar con el sonsonete de “Emiliano, Emiliano, Emiliano, ¿pa que quies tú la vaselina?”; después vendrían, con la rima que pida la letra en cada ocasión, alusiones al vendepatrias de Pedro Sánchez, a Pabloel 'Coletas', o a un tal Rufián, que para colmo de males es republicano y rima con Emiliano; también, y para emular las pinceladas alusivas al clero de algún que otro cuplé, podría tener su papel, como aliado de Emiliano, el nuevo arzobispo, hasta ahora obispo de Coria y de apellido Cerro. En fin, bromas aparte, les deseo lo mejor para este año 2020, aún con muchos interrogantes por despejar, e ilusiones por cumplirse.