A lo mejor es sólo cosa mía, pero yo veo dos nombres de mucho futuro en el PSOE de Castilla-La Mancha: el toledano Sergio Gutiérrez, secretario regional de Organización, y el albaceteño Francisco Tierraseca, delegado del Gobierno en la comunidad. El primero, más joven, es un hombre de Emiliano García-Page y el segundo, no tan joven, va más en la onda Pedro Sánchez, lo que tal vez nos pueda llevar a algún tipo de incompatibilidad por aquello de la química, o la falta de ella, entre Moncloa y Fuensalida y viceversa. Aunque bien pensado, no pasa nada: el PSOE es el PSOE y todos van en el mismo barco. Al fin y al cabo Gutiérrez es diputado nacional de Sánchez, y a sus órdenes está dentro de su grupo parlamentario, y Tierraseca tiene a Page como su líder inmediato de referencia en la región, lo quiera o no. Todos con todos. Es decir, que ya iremos viendo el futuro: a mí lo que me gustaría es que alguna mujer diese el paso adelante en el mando regional socialista y también presentase sus credenciales cuando llegue el momento. Sería un milagro.
El caso es que Gutiérrez y Tierraseca han sido noticia este fin de semana y su escala mediática parece que va en ascenso. El primero ha sido elegido para representar a España en el Consejo de Europa con responsabilidades en tres importantes órganos, lo cual es un puntazo de mucho nivel. Y el segundo porque ha lanzado algunos anuncios que no habrán gustado nada en según qué ámbitos de la región, a saber: el trasvase Tajo-Segura no se cierra, en contra de lo que Castilla-La Mancha lleva treinta años reivindicando, y el cuartel de Toledo en la Vega Baja es por completo “irreversible”, pese a la polémica que este asunto esté generando en la capital regional. Sergio El Dulce, Francisco El Arisco, y todo un mundo por recorrer, aunque tengo que reconocer que yo siempre he sido muy de golosineo. El caso es que los socialistas acaparan todo en Castilla-La Mancha y, siento decirlo, casi todo lo demás es desierto y poca pegada, y que me perdone Paco Núñez, que él no tiene ninguna culpa de que las cosas estén como están en el partido de Pablo Casado, haciéndose la oposición a sí mismo.
O sea, que en fin se nos ha jubilado don Braulio Rodríguez como arzobispo de Toledo y nos llega don Francisco del Cerro con la primera, firme y lógica intención de pasar Guadalupe a su diócesis extremeña, algo que resulta sencillo y controvertido a la vez pero que a mí no me parece mal. Doctores tiene la Iglesia y si el nuevo arzobispo Del Cerro y el Papa Francisco así lo tienen a bien la integración extremeña de Guadalupe no tiene porqué provocar ningún inconveniente a nadie, más bien al contrario. Ellos sabrán mejor. No entiendo frecuentemente los motivos de estas polémicas y que algunas decisiones de Roma sean tan lentas y farragosas, pero, como diría Adolfo Suárez, hay que elevar a categoría de normal lo que a nivel de la calle es plenamente normal. Y ya está.
Leo para terminar que Alejandro Ruiz deja de ser secretario de Organización de Ciudadanos en Castilla-La Mancha. Y me pregunto escandalizada cómo he podido superar el fin de semana sin conocer esta noticia.