Se siente, se ve. Hay un nombre destacado y clave en el Gobierno de Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha. Tal vez el más insustituible en estos momentos en la estructura política de la Junta: el vicepresidente José Luis Martínez Guijarro. Un político que desde la discreción y la segunda fila se ha convertido en el eje circular e imprescindible del Ejecutivo castellano-manchego y un eficiente organizador en el control de mando de la política regional. A la vera de Page pero brillando con luz propia y en un tono creciente de talante conciliador y abierta negociación. Es un conquense histórico en el socialismo castellano-manchego y Page siempre ha apostado por él para la parte más discreta y espinosa de la gestión regional: un solucionador de problemas eficiente y leal.
La última gran misión que Page ha encargado a Martínez Guijarro ha sido sacar adelante el nuevo Estatuto de Castilla-La Mancha y dirigir las negociaciones con los tres grupos parlamentarios: PSOE, PP y Ciudadanos. La ronda empezó este miércoles y ya apunta que llegará a buen puerto para que el nuevo Estatuto aterrice en el Congreso de los Diputados en los próximos meses. Page tiene muy destacado en su agenda regional el “Estatuto para el siglo XXI” y ha encargado el gran proyecto al hombre que probablemente no fallará, pese a las dificultades de la tarea. No sólo se trata de blindar los grandes servicios básicos de la región e intentar cuadrar la financiación autonómica en el nuevo texto, sino lograr el consenso total en las Cortes regionales y que la unanimidad no se rompa, un encaje de bolillos que Martínez Guijarro va a tener que acordar con los chicos de Paco Núñez y Carmen Picazo. Aquí también tendrá que esforzarse el bueno de Pablo Bellido, presidente de la Cámara autonómica.
El éxito de Guijarro será también el éxito de la oposición pero sobre todo será un paso más adelante para el presidente Page y se espera que un significativo impulso para toda la sociedad castellano-manchega. El Estatuto tal vez no sea muy visible para la gente, pero es la clave de todas las cosas, el texto normativo que regula la vida pública y el día a día de la región. La reforma de la ley electoral será también previsiblemente un punto clave en estas negociaciones y sólo cabe esperar la ley más justa y equitativa para que lo que votan los ciudadanos quede reflejado con toda exactitud en las Cortes de Castilla-La Mancha, sin que nadie pueda mangonearlo. Por favor, no se disparen con la ampliación de escaños y, en fin, buena suerte a Guijarro y a los demás: todo sea por la gente de la región.
Y la otra buena noticia del día, que me ha enamorado, es el viaje a Chad de la gran albaceteña Rozalén, una de mis musas castellano-manchegas de los últimos tiempos, para una misión solidaria con Entreculturas: erradicar la mutilación genital femenina y que ninguna mujer sufra nunca más esta terrible práctica. Rozalén siempre anda embarcada en proyectos ejemplares y por eso, y por lo grande que es como artista, la queremos tanto y la respetamos. Ánimo y a seguir en la excelencia.