España en general y Castilla-La Mancha en particular atraviesan un buen momento de crecimiento económico y de empleo que debe aprovecharse para impulsar el avance global de la comunidad independientemente de los avatares políticos que vienen azotando a esta legislatura. La crisis política e institucional que se abrió el pasado mes de abril en Castilla-La Mancha, y que actualmente está en fase de resolución mediante el pacto alcanzado entre el Gobierno de Emiliano García-Page y Podemos, no ha impedido que nuestra región siga creciendo y avance en materia económica y laboral, aunque ciertamente con mayor lentitud y problemas que otras comunidades españolas.

La salida de la crisis debe ser una oportunidad también para la sociedad castellano-manchega y el nuevo Gobierno que se formalizará próximamente en la región bajo la Presidencia de Page no puede desaprovechar el momento ni deslizarse por una pendiente que ponga en peligro los logros conseguidos. El empleo, la mejora económica de toda la región y especialmente los más desfavorecidos, los avances sociales y la continua mejora de los servicios básicos como la sanidad y la educación deben seguir siendo los objetivos prioritarios y en ellos hay que seguir volcándose.

El momento es propicio para ello y el Ejecutivo regional, con toda la clase política detrás, se encuentran ante una buena oportunidad que hay que aprovechar.