Editorial

García Molina, desautorizado por Page y obediente ciego a Pablo Iglesias

25 septiembre, 2017 00:00

El secretario general de Podemos en Castilla-La Mancha, José García Molina, sólo lleva un mes como miembro del Gobierno de Emiliano García-Page y ya ha montado un buen lío interno que ha provocado alta tensión y malestar en el propio Ejecutivo regional y en el entorno del presidente de la Junta. Aparte de otros episodios menores que ha venido protagonizando, el escándalo saltó el jueves por la tarde al conocerse que el viernes García Molina, en calidad de vicepresidente segundo de la Junta, se iba a reunir en Barcelona con el vicepresidente de Cataluña, Oriol Junqueras, un encuentro que finalmente se produjo en medio de la estupefacción general en Castilla-La Mancha y cuando la situación catalana es de máxima tensión. En el Gobierno de Page y su entorno político la indignación se disparó al conocer esta grave noticia y distintas fuentes no ocultaban el serio disgusto que se había provocado con una reunión que desde Podemos se anunció inicialmente como un encuentro del "vicepresidente segundo" de Castilla-La Mancha y que luego, tras ser desautorizado por la Junta, García Molina celebró sólo en calidad de líder regional de Podemos.

Parece muy evidente que la intención inicial de García Molina y de Junqueras con esta foto era mostrar el apoyo al referéndum ilegal de un Gobierno autonómico, en este caso el de Castilla-La Mancha, aunque el entorno de Page paró los pies al vicepresidente segundo de la Junta y se negaron a incluir esta reunión en la agenda oficial del Ejecutivo castellano-manchego, obligando a García Molina a cambiar sus planes y reunirse con Junqueras sólo en calidad de secretario regional de Podemos, como así fue al final. García Molina, siguiendo ciega y obedientemente instrucciones de su líder nacional, Pablo Iglesias, servía sólo a los intereses y la estrategia nacional de Podemos y no le importó el daño que pudiera hacer al Gobierno de Castilla-La Mancha y, sobre todo, al presidente Page.

Sea como sea, esta actitud filoindependista de García Molina, venga motivada por las razones que venga, no encaja en absoluto en los planteamientos del Gobierno de Castilla-La Mancha y está fuera absolutamente del marco político-social de nuestra comunidad, entre otras razones porque favorece a los intereses del separatismo catalán, colabora en el indeseable proyecto de romper España y alienta la mayor y más grave vulneración de la Constitución y las leyes cometida en España en muchos años. Se trata de un acto de García Molina que se sale por completo de sus responsabilidades como vicepresidente de Castilla-La Mancha y que, independientemente de que sólo lo celebrase como líder regional de Podemos, no pierde por ello ni un ápice de su gravedad ya que no puede desligarse de su condición de miembro del Ejecutivo regional y que el propio independentismo lo utilice como un apoyo de Castilla-La Mancha a sus disparatados, unilaterales y egoístas planes. De hecho, en la agenda oficial de la Vicepresidencia de la Generalitat figuraba la reunión de Junqueras con García Molina en su condición de vicepresidente segundo de Castilla-La Mancha, tal como pudo constatar EL DIGITAL con varias consultas a la web institucional: está claro que se pretendía ofrecer la imagen de que Castilla-La Mancha apoyaba el referéndum ilegal, algo que no ha hecho ninguna comunidad en nuestro país.

Esta situación ha provocado un serio encontronazo entre Page y García Molina, presidente y vicepresidente segundo de la Junta, pero no una disputa interna cualquiera sino un choque de alta dimensión que puede tener consecuencias en el futuro y que abre aún más distancia de la que ya había entre el PSOE y Podemos en Castilla-La Mancha, dos partidos que ahora forman el Gobierno regional pero que no sólo no se entienden sino que tienen profundas diferencias y antipatizan con mucha frecuencia. Desde luego, la posición política e ideológica de García Molina dista mucho del apoyo explícito y abierto que Page y su Gobierno han mostrado al presidente Mariano Rajoy en todas sus actuaciones sobre Cataluña y cabe preguntarse si alguien como el secretario general de Podemos en Castilla-La Mancha tiene sitio, cabida y sentido dentro el actual Ejecutivo castellano-manchego.