Fernando Simón ha posado para El País en moto de igual forma que lo hacía Sara Montiel en las portadas de las revistas, con un lunar tan grandecomo la pinacoteca nacional. El doctor Simón se ha convertido en una celebrityy un icono pop para la izquierda. Los mismos que chillaban de histeria por lamuerte de un perro con el ébola, le hacen ahora camisetas y gorras. La Razónlo saca como el Ché Guevara de la medicina y la otra noche un amigo se colocóuna boina mientras discutíamos sobre la pandemia. El virus nos ha dividido másde lo que estábamos y ese ha sido su gran triunfo.
Simón es un profesional acreditado que falló estrepitosamente en susprevisiones. Ha pedido perdón por ello, algo que le honra, sin duda. Creo, en cambio, que su gran problema ha sido la ductilidad demostrada con elGobierno, aduciendo una cosa y su contraria en función de sus intereses. Lo delas mascarillas no tiene ni medio pase, pero si uno observa el resto del mundo, los demás epidemiólogos tampoco han resuelto ponerse de acuerdo. Lo que más me mola de Simón es la fatuidad de su sonrisa.
Se trata de un falso modesto en manga corta, cuya vanidad solopuede ser colmada por otra portada de colorines. Los muertos no le cuadran,pero no pierde la paciencia ni la calma. Esa ha sido su gran virtud, la demantener el temple y los nervios por más difíciles que fueran los escenarios.Lo de las almendras no tiene gracia alguna, pero quienes lo han elevado acategoría de mito son los que menos favor le hacen a un profesional que haintentado realizar lo mejor posible su trabajo. Simón es un funcionario griscomo sus camisas y el baluarte de la acción del Gobierno. Por eso Pedro lodefiende tanto.
Lo más interesante de todo es que la experiencia haya servidoverdaderamente para pertrecharnos mejor contra los rebrotes. Un edificio deAlbacete ya ha sido confinado. Y probablemente no será el último este verano.La pandemia ha dejado una fotografía borrosa donde las competenciassanitarias ejercidas de forma corresponsable han mostrado sus carencias. Sihay mucho cuadro y mando medio, la información se pierde y no llega elmaterial a quien lo necesita. Ahora esperamos que las centrales de comprafuncionen mejor, se atienda a la Primaria como debe y se la dote de equiposeficientes para el rastreo. Los médicos han dado su vida por ello y junto aenfermeros y otro personal sanitario han ido a pecho descubierto contirachinas a la guerra. Simón podrá ser un icono pop y colgar de las paredes enpósteres adolescentes. Pero, como dice Illa en el reportaje de El País, quedeje la moto en casa y vaya en coche a su trabajo.