Pedro sale vivo del fin de semana en que los astros se juntaron para
oscurecerlo. Sin embargo ni la manifa de Colón ni las primarias de Andalucía
han quebrantado demasiado su sonrisa de marfil. Sánchez sigue adelante con
sus planes, pase lo que pase y pese a quien le pese. Otra cosa es que no llegue
ni a la puerta de la esquina con media España en el bolsillo y la otra media
deseando echarlo. Se cree más fuerte de lo que es y solo falta un Mohamed de
vez en cuando para ponerlo en su sitio. Aunque por el momento, como diría
Latre, sonrío y voy. De un tiempo a esta parte, miento y voy.
El que la manifa de Colón no compute como éxito político no quiere
decir que no sea un hito ciudadano. La gente un domingo de junio no está para
soliteros y sí para cañas. Por eso, Ayuso arrolló cuando llegó e invitó a otra
ronda. ¿Dónde está el Rey? ¿Por qué debe firmar el Rey una cosa que no cree?
¿Quién es Pedro Sánchez para quebrantar y secuestrar la voluntad del
Monarca? Ya solo faltan carlistas e isabelinos y tenemos montado el cristo.
Otra vuelta de tuerca.
Si con los indultos supiéramos que Cataluña se arreglaba, todos los
españoles firmábamos con los ojos cerrados. Pero Pedro debe explicar por qué
ahora sí y antes no. Ayer me mandaron otro vídeo donde se le ve diciendo a
Risto que él nunca indultaría a nadie. Cuando el presentador le recuerda que su
partido ha indultado a banqueros, pide perdón en nombre del PSOE. Otra más
de Pedrito. La mentira no computa a este mago de Hamelin. Zapatero lo
aplaude y bate las cejas. “A mí me montaron nueve colones y gané las
elecciones”. A España le tocó Zapatero y la arruinó por completo. Podemos es
su herencia y la debilidad de la izquierda durante la década. Belarra gana en
Vistalegre y los machirulos se van al desagüe, menos Barredo que grita tongo.
Fernando desde los ochenta mil no respira ni deja y hace bien. Loquito -
diminutivo cariñoso de Loc, como se llamó en tiempos- pagó en sus carnes la
incomodidad y la lealtad. Lleva el arte dentro, en la cabeza, y la política en las
manos. No hicimos la revolución para Galapagar, sino para el Círculo del Arte.
La próxima asamblea, bajo el ábside de San Vicente.
Y Susana perdió al final, pese a las camisetas que me lleva. Se puso
levantisca y le disputó a Espadas la victoria. Dijo que no era de Madrid y
mucho menos de aparato. Quiso dar a Pedro su misma medicina, pero no se ha
descubierto aún la criptonita que acabe con Sánchez. Ferraz sale airoso y solo espera la rendición de Breda, sin caballo y con llaves. Las mismas que
reclamaba Susana cuando el Comité Federal de octubre que cambió la política
en España. Ahora Pedro dormirá la mona después de la resaca. Nadie ha
muerto de éxito, pero él está a punto. Van a hacer estampitas suyas en
Lledoners.