Pedro Jota lo volvió a clavar en su artículo de ayer. El Sánchez de otro tiempo hubiera disuelto el Parlamento y convocado elecciones en el caso del Pegasus en lugar de humillarse ante Esquerra y Bildu. Pero el Falcon no es el Peugeot y el tiempo pasa inexorablemente para todos. Nuestro Dorian Gray no quiere dejar de serlo, pero desde que le robaron el móvil ya no estamos seguros de nada. Dicen que hay quinientos megas de selfies y que el Sáhara se ha puesto bocabajo por ello. Talla tú ahora con lo que queda en el Gobierno y exponte a un progresivo y lento desgaste que irá horadando las entrañas de nuestro Prometeo. Ni la fiel Margarita, cuya cabeza vale ahora lo que la de la hidra, podrá reparar ya más nada. Así pasa, que luego Sánchez baja a Ciudad Real para darse un baño de masas en Fenavin y le cae una bronca de cuidado. Emiliano y Josele aguantaron impertérritos, pero ya están pensando en qué hora y momento.
La verdad es que hay que tenerle muchas ganas al tipo para esperar un miércoles de mayo, que parecía junio, a las once y media de la mañana bajo el sol de la Mancha. Pero el personal aguantó como si fuera a vendimiar y echó al capazo el vituperio al presidente. Sánchez mostró buena educación y colegio de pago, porque solo se volvió para llevarse la mano al corazón en mitad del abucheo. Qué hombre más guapo y menos reconocido. Le hace falta ya una Chanel como el comer, un revulsivo que le haga boom, boom, con su zoom, zoom y le hierva su yummy. Yo viendo lo del sábado por la noche en Eurovisión lo tengo claro, vamos.
Sánchez se empeña en transitar por una legislatura como si fuera un fantasma de plomo arrastrando las cadenas, cuando la que tira es Chanel. Es como si Feijóo se hubiera puesto una torerilla y le hubiera dicho aquí está la mami del monetary. Qué injusta es la vida, pero se cumple la profecía del personaje. Alguien como Sánchez debe tener un final a su altura, óntico, trágico, que dé sentido a la existencia. No vale con unas elecciones perdidas, pues eso sería tanto como pasar por uno más. Debe ser una catarsis trágica, de coturno alto y mil walkirias chillando en el escenario. Si enfrentó a todo el Psoe en el dieciséis, qué menos que hacerlo con España en el veintidós. El mundo tá loco con este body.
Pedro debe recibir a Chanel en Moncloa antes de que pase su efecto. Zapatero ganó su Mundial y Sánchez casi alcanza lo que nadie, Eurovisión. Pero no pudo ser. Su festival se chafó y le robaron la letra de la canción. Yo siempre estoy ready, eso mismo podría haber dicho hace algunos años, cuando combinaba osadía con belleza. Ahora Dorian Gray se hace ovillo como los gusanos y espera la crisálida de primavera. Y no se confundan, señora y señore, que el chico va a aguantar hasta el final y luego se irá donde le hagan mo, mo, mo. Así cómo no vamos a ganar Eurovisión.