El fin del piquetón es la larga marcha de un camino donde solo había oscuridad. La década que vivimos peligrosamente y arranca en el Mundial de Sudáfrica empieza y termina en dos socialismos reverberantes, los de Zapatero y Sánchez. Piqué dio el campanazo encamándose con Shakira y así hemos vivido, en la ensoñación de que los chavales podíamos llevarnos a la chica con un poquito de fútbol, chiste y tupé. Quizá por eso empatizamos tanto con Piqué al principio, porque nos recordaba a Alfredo Landa con las suecas, pero con más colacao y seny. Ahora ya nada será igual. Han roto este fin de semana, Shakira puede entrar en la cárcel y Gerard es un empresario de éxito y cintas. Te felicito.
La década en que ansiábamos todo se saldó con un procés fallido y una independencia de cuarto de hora. Los años en que ganaba títulos el Barça y era el mejor club del mundo han acabado con más copas de Europa en el Madrid y los presos indultados. Realmente, el único que no se ha movido es Puigdemont que, igual que Bonaparte de Elba a Santa Elena, trasladó el ocaso de su imperio de Gerona a Waterloo. Su melena es lo único que nos queda, lo mismo que el brazo de Santa Teresa. Cuando muera, será reliquia de futuro para el próximo procés.
El fin del piquetón es la tragedia de la vida misma, el matrimonio burgués, el hartazgo del éxito. Un chico rubio, alto y barbado, monísimo, con una colombiana de escándalo, muy guapa y sensual como pocas, que canta y le cambia la voz como una gramola vieja. No sé qué nos creímos, pero al final del trayecto solo había sexo, mentiras y cintas de vídeo. Es verdad que la versión ha sido algo más sofisticada, pues entre medias salía un calvo llamado Rubiales y el país qatarí. Y eso es lo que ha dicho la colombiana, qatarí que te vi.
Piqué se ha liado con alguien –o eso dicen- y no sabemos si es la madre de Gavi, la abuela o la hermana. Todas ellas serían posibles y aún más. La largura de este chico lo explica todo y se entiende que esté en el fútbol y las tajadas. No fue a ver al Emérito porque no pudo, pero después de su currículum, seguro que el Emérito se interesa por él. Todo sea por defender el mérito y la capacidad.
La década que amamos apasionadamente concluye con un rescate nuevo, las firmas de los recibís y los sobres en mano. Ha habido una pandemia y nos hemos vuelto líquidos, como la voz de Shakira. Ya solo nos falta el mono al hombro y una viruela. Ahora es todo mucho más gore que al principio. Cambiamos a Mas por Rufián y a Sabino por Otegi. Dónde va a parar. Nos indignamos y compramos un chalet en las afueras. España se ha convertido en cataplasma de sí misma cada mañana y ahora espera como siempre un resultado electoral. Andaluces, levantaos.
Al final del piquetón y el amor solo quedan niños, divorcio y buena voluntad. Lo quisimos todo y no tuvimos nada. Se nos apareció un chico listo, alto y guapo que llegó a presidente del Gobierno. Pero de tanto mirarse al espejo, se le rompió y apareció Ayuso con una manzana. Ahora lo abuchean donde va y se casa con Van der Layen, como los reyes viejos, para extender su imperio a Europa cuando decaiga este. Verdaderamente, al final del camino solo había un holograma de presidente encamado con Mohamed. Porque esto es África.