Lo dijo Víctor García Chocano en Onda Cero el otro día, con la gracia, salero y sabiduría que solo tienen quienes le salieron los dientes detrás de la barra de un bar. El Tabernero Mayor del Reino, que así lo llamamos hace muchos años en la radio, dijo que en el Parlamento de su taberna, Don Hermógenes aseguró que la moción de censura había que dirigirla contra el peluquero de Tamames. “¡Ese tinte es infamante!”, se escuchó entre el tintineo de las cucharillas y los cafés. Y la verdad es que lo es. Nunca la sabiduría popular acertó tan de lleno en el diagnóstico de los males de la patria. Uno puedo ser coqueto, vanidoso y escribir la segunda parte de la Regenta; pero jamás hortera, pues hay una delgada línea que separa el dandismo del adefesio. El peluquero de Tamames la ha cruzado y don Ramón debe presentarle de manera urgente otra moción de censura vía exprés. Una moción donde respondan cepillos, secadores y bacías… Pero esto no puede seguir así, señor Tamames, que por tintarse se le ha tintado hasta el discurso. Como decía ayer Pedro Jota, de Ramón a Ramón, pasando por Ramón. Cráneo privilegiado, destintado en una greguería.
Estos partidos nuevos que nacen al calor del descontento no se dan cuenta de quiénes son sus votantes ni lo que esperan de ellos. Se creen los más listos, joviales y dicharacheros. A los jóvenes les han vendido ya varios tik tok de todo a cien, con otros cuantos discursos destintados por la realidad. Pero yo creo que las formaciones de derechas, como Vox y Ciudadanos, no saben verdaderamente quiénes son sus votantes. Si algo penaliza el elector diestro, es la inutilidad o el desvarío. Para lo primero, ya tenemos al Gobierno de España; para lo segundo, en especial, las “Mellis”, como también desveló ayer el director de este periódico. Pero Abascal debería ir preguntando a Rivera qué tal se vive en el anonimato, si reconoció ya el precio de su futilidad y si acaso le queda cobijo y resguardo cerca de él. Estos líderes de poliespán, que no han empatado con nadie sin apenas salir de casa, se derriten al primer soplo de viento y vanidad. Sin tocar pelo, necesitan cientos de esclavos detrás diciéndoles aquello de “recuerda que eres mortal”. Qué sería si mandaran.
Así las cosas, el gran beneficiado de la moción será un señor que pasaba por allí y que tenía cara de vendedor de seguros. Feijóo seguirá piso por piso, puerta a puerta, recitando su mercancía a quien la quiera escuchar, con su cantinela de Santa Compaña y monaguillo compostelano. Leo incluso en algunos medios que el PP comienza a preocuparse por el hundimiento de Vox, pero aquí vuelvo a coincidir con quienes piensan que el gran damnificado será Podemos. Los extremos se necesitan y si alguno de ellos flaquea, el otro se va al garete. Sánchez recurre a Tezanos y a fotografías de la Primera Comunión, como el náufrago al que solo queda un tablón al que agarrarse. Y Yolanda, como Jane, espera que el Tarzán del presidente lo rescate en alguna liana que la lleve al infinito y más allá. Entre medias, los barones aguardan sus vísperas, se hacen cruces y rezan todo lo que saben. Y todo porque un mal peluquero ha puesto patas arriba el hemiciclo nacional. Aquí la única que sabe darse mechas es la Yoli. Y tampoco, que luego se le vuelven fijas discontinuas. Malos tiempos para las peliteñidas. ¡Si Isabel Tocino levantara la cabeza!