Anda metido el fútbol en ríos revueltos durante un tiempo. Menos mal que el Athletic ganó la Copa el sábado y se recuperó cierta normalidad después de cuarenta años. Sin embargo, la entrevista a Rubiales de Ana Pastor en la Sexta y su posterior detención en España hablan de una situación espasmódica en el fútbol español. Nunca me gustaron los entresijos y me dieron urticaria. Tan sólo disfruto con un buen partido y un excelente juego. Por eso me hice del Barça y de Cruyff, porque fueron los que mejor interpretaron la partitura del balón. El resto me parece accesorio y provoca cierto rechazo, tanto la estética de presidentes como de algunos jugadores que estarían en la inclusa de no haber sido por el fútbol. Y Rubiales lo confirma y corrobora. Menudo personaje ibérico hemos creado.
Aquí en Castilla-La Mancha sucede también algo extraño con las elecciones a la presidencia de la federación. Resulta que un tipo como Pablo Burillo, que lleva toda la vida dentro, no consigue representación siquiera por su provincia en la asamblea de la que ha de surgir el nuevo candidato. Y pese a ello, quiere presentarse como si no hubiera más que otra cosa y fuera el juicio final. Qué tendrá el cargo que tanto llama y atrae a unos y otros. Enfrente está Teodoro Sobrino Magán, árbitro asistente internacional, joven, con una trayectoria impecable en el fútbol, habiendo estado veinte años en Primera División y diez en la Champions y competiciones internacionales. Viene con aires nuevos, limpios, reciclados y trata de introducir algo de cordura en este mundo tan tortuoso. El otro día hablé con él en la radio y le pregunté si no le echaban hacia atrás todas las maniobras e impedimentos que ha encontrado a su paso por los oficialistas. Y me dijo que, precisamente por ello, creía en su proyecto y las ganas de que el fútbol de la región mereciera otra cosa que lo que hasta ahora había obtenido. Sólo hay que pasarse por las escuelas de fútbol base y ver cómo se encuentran para sacar conclusiones.
Esta semana y los próximos días estarán de reuniones y asambleas viendo si pueden elegir un presidente fantasma u otro distinto. Las autoridades deportivas deben velar por la limpieza del proceso. Hasta ahora lo han hecho muy bien, porque no les tembló el pulso en el momento que detectaron irregularidades. Veremos qué ocurre ahora. A uno le gusta el juego y disfruta con el Alba, el Toledo, el Manchego y otros equipos de la comunidad autónoma. El deporte es otra forma de educar y conseguir objetivos en la vida. Lo he descubierto muy tarde, pero así es. Por eso, uno no entiende que en lo más de noble de la vida, como pueda ser el espíritu de sacrificio y superación, se mezclen también intereses espúreos. Qué tendrá el dinero, que todo lo puede y remueve. Poderoso caballero, sin duda. Pero también triste gracia para una afición y seguidores que esperan algo más de los dirigentes. Como decía el mítico García, hay que venir a servir y no a servirse de. De Pablo Porta hacia acá, la lista de los presidentes de la federación de fútbol ha sido la de los horrores. Fátum hispánico. Igual que Burillo aplaudiendo a Rubiales a manos llenas.