El verano de nuestras vidas era este que Sánchez ha incendiado con su pacto a la catalana y queríamos perdérnoslo. Pese a que Illa logrará la presidencia de la Generalidad si las juventudes de la Esquerra no lo impiden o Puigdemont se lanza como el fantasma de la ópera, poca épica tiene el acuerdo que se traza. Ya sólo queda esperar a que la mentira vuelva a triunfar y Sánchez con Salvador engañen nuevamente a los republiketas. Lo que resulta infumable es el papelón al que queda relegado el Psoe. Y no sólo porque Page lo diga. El presidente de Castilla-La Mancha, aunque sus compañeros no lo vean, es el único que viene mostrando con su dedo el traje del emperador. Sánchez está desnudo y no tiene quien lo vista. Para colmo, Begoña está imputada y ambos, como Thelma & Louise, cogen el coche contra el acantilado del juez Peinado. Desconocen que es de Talavera y les regalará una cerámica antes que dejar el caso. Pero el apaño no hay por dónde cogerlo. Mis amigos sanchistas se resisten a creerlo.
Sánchez se ha convertido ya en un dios al que hay que seguir, haga lo que haga y diga lo que diga. Me recuerda a Pitita cuando se le aparecía la Virgen. Está tocado de una magia especial, distinta, que envuelve todo lo que argumenta. La insolidaridad es de izquierdas porque yo lo valgo, como L’Oreal. En realidad, es un remedo de Luis XIV, pero sin pelucas ni sillones. El Estado soy yo y mi conveniencia. Y todo lo demás, por supuesto, ultraderecha. Como señala Emiliano, nunca nadie hizo tanto por fabricar ultraderechistas… Es cierto que la pinza con Vox le ha servido al Psoe hasta ahora frente al PP… Pero ese monstruito se puede dar la vuelta cuando menos te lo esperas. Que le pregunten a Rajoy por Podemos y Soraya a ver qué cuenta.
El verano de nuestras vidas es este en que un Gobierno de izquierdas nos atracó a los más pobres. Al contrario que el Tempranillo, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Ahora en la Mancha y aledaños tendremos que irnos otra vez al exilio interior, como con Franco. Si todo se va para allá por taparles la boca, qué sentido tiene la resignación y pagar impuestos. Sánchez se columpia con unas cuerdas que están a punto de ceder. Así será imposible que el Psoe pueda ganar en otros territorios, salvo fenómenos improbables como Page. Esta vez su discurso actuó de aldabonazo. Queda un Psoe no dormido al sanchismo que ve las vías de agua inabarcables. Cuando pase a la oposición, quedarán las mesas de Ferraz y poco más. Por eso Emiliano dice que el acuerdo no puede prosperar en el Congreso. Aunque eso habrá que evitarlo antes en el partido o remangarse en los escaños. Antes se romperá el Psoe que España. Sánchez no aprende de la Historia, pero porque en realidad la única historia que le preocupa es la suya. Begoña está triste y Pedro pesaroso. Su voz hueca de melón baldío lo delata. Quizá al presidente lo único que le pase sea eso, que se nos ha empezado a agostar.