A la Feria de Albacete se le atribuye el hallazgo del tardeo junto a una caja de miguelitos y una botella de sidra. Este año, en la de Ciudad Real, he descubierto el mañaneo, a saber, aquel rato de ocio que comienza sobre las doce del mediodía y se prolonga hasta los albores del tardeo para fundirse en uno solo. Cada vez comenzamos antes y no tenemos recato ni recelo. Puesto que hay una feria al año, empezamos temprano no vaya a ser que lleguemos tarde.
El mañaneo tiene muchas ventajas, aunque no lo parezca. No es cierto que haga al personal menos productivo o haragán, porque abandone antes la oficina. En realidad, aunque estuviera dentro de ella, su cabeza ya vuela hacia otro sitio que no es el trabajo. Cuanto antes comience lo que tu mente trajina, antes lograrás tus objetivos personales y profesionales.
Si uno va al mañaneo y se encuentra al vecino, ya puede entablar negocio con él. Ciertamente en España, los negocios van de cafetería en cafetería y de restaurante en restaurante. El procés comenzó porque los indepes catalanes llevan otro horario y nunca salen de cañas por si pagan. En la Mancha nos da igual. El trabajo es tan de solano en solano, que empezamos el vermú antes. Ponga una ronda, que leo el contrato. Ciudad Real me ha demostrado que tiene una feria soberbia, muy pegada al terreno y su circunstancia.
Hasta cuatro ambientes distintos por la mañana, según uno quiera y pretenda. La Plaza Mayor, el Pilar, Cervantes y la nueva zona vip, los Mahouñaneos… en la Avenida del Rey Santo, donde está la radio. Es la milla de oro de la ciudad, donde nunca nadie antes pensó que se pudiera organizar una calle Larios como la de Málaga. La idea partió de las hijas de Pepe Macías, ese grandísimo hostelero de la Mancha que nos dejó hace poco más de un año. El Miami Gastro se convirtió en el centro de operaciones y a partir de ahí llegaron los demás. Hubo que cortar la circulación de vehículos. El ayuntamiento asumió de facto una realidad que ya era. No tenía sentido permitir los coches donde más ocio había por las mañanas. Y así fueron sumándose otros establecimientos como los Seis Hermanos, La Soga o el Trini. Este último es bar castizo por excelencia. Jamás soñó ver sus terrazas hasta arriba entre la muchachada y el cuarentón. Así se escribe la historia de ciudades y culipardos, en esta batalla de flores resucitada.
El mañaneo tiene muchas más ventajas para todo y yo lo recomiendo vivamente a las autoridades de uno y otro lado. Se salva el primer café del día para evitar las mezclas, que nunca fueron buenas. Pero a partir de las doce puede uno seguir por donde le plazca. En realidad, Albacete es el 24/7, el paraíso de la hostelería entre redondeles y casas manchegas. Pero su Feria es otra liga. Yo me he reencontrado con la de Ciudad Real y ha sido una gozada. Con toros, por cierto, después de cinco años. Bien por el ayuntamiento y quienes lo posibilitaron, como Eva Masías. Y aunque sea lunes, no dejen nunca de permitirse un buen mañaneo. Ya vendrá algún Zapatero a joderlo.