Por más que lo hayan querido disimular ambos, hay algo que no encaja en la foto del apretón de manos. Mucho menos en la del sofá, donde sobran tenorios y falta doña Inés. Page y Sánchez es un amor imposible que no se va a encontrar ni en la galaxia cósmica, ni en el abismo sideral, ni detrás de la puerta en la esquina. Podrán mirar hacia otro lado, tal vez silbar; pero lo que no puede ser, no puede ser y además, es imposible. No pegan ni con cola. Serían los dos tipos de la pandilla más alejados uno de otro en mitad de un corrillo. Las afinidades no se eligen ni tan siquiera se escogen… Se determinan. Un amor es un amor y los ángeles y serafines cantan sin desafinar. Dicho de otro modo, el amor es física y química, sentenciaba Severo Ochoa. Y en la foto de Moncloa no hay ni lo uno ni lo otro. Hay una pose, postureo de Instagram. Page se trabajó la reunión y llevó doscientas propuestas al menos. Pero Sánchez ya estaba pensando en cómo abrir las cárceles a la ETA o poner la mordaza a la prensa. Hasta The Economist le ha cogido la matrícula.
Este fin de semana una periodista de Madrid me decía que a Page le viene divinamente este enfrentamiento con Sánchez. Cada vez menos, sospecho. Porque el terreno se le ahueca, achica, reduce. Emiliano tiene menos margen de maniobra para salir corriendo y huir de Sánchez. Evidentemente, no se callará, pues no va con su forma. Pero puede llegar el punto en que el ciudadano pregunte para qué vale el enfrentamiento si no repercute en nada. Es decir, si Page no hace caer a Sánchez… O Castilla-La Mancha y quienes vivimos en ella pagamos el sectarismo y no recibimos inversiones por castigar al díscolo. Aquí se vota en clave práctica. Y el gran trabajo de Emiliano estos años será convencer de nuevo a los ciudadanos que merece la pena confiar en él pese a pertenecer a un partido que saca los etarras a la calle. En la región hay víctimas de ETA que este fin de semana habrán visto trepar los gatos hacia el estómago. Es a eso a lo que me refiero cuando el campo se achica. A Núñez, en cambio, se le abrirá un paraje diáfano si esta situación persiste sin frutos claros por otro lado. Al final, lo que subyace a todo esto es que nadie resiste a Sánchez si no es Sánchez. Y los psicólogos me entienden.
El mérito de Page es encomiable y su valentía, dignísima. Su política de atracción de empresas, fabulosa. Pero la situación empieza a requerir otras fórmulas. Por supuesto que el puño de hierro en guante seda es estupendo. Pero cuando te vas de Moncloa y al día siguiente el titular es el pacto con Bildu, entiendo como el Dante, que hay que abandonar toda esperanza. El hombre profundamente enamorado de su mujer fulmina la hierba cuando la pisa. Ahora va a por los periodistas críticos, como si fuera nuevo en esto. Que le pregunte a González por el sindicato del crimen. Aguantan los jueces y la prensa, que es donde está la democracia. Es imposible un amor con quien sólo se ama a sí mismo. Menos mal que la economía aguanta y parecemos Italia. Cuidado por si la siguiente, también es una Meloni en España.