Despoblación, un reto superable
Tras varios años de alcalde y dos legislaturas al frente de la Diputación Provincial, son varias las lecciones aprendidas: la primera la necesidad de abordar el futuro abriendo las instituciones para colaborar con la sociedad. Las instituciones a veces no llegan donde se les necesita, y allí es preciso reforzar la cooperación de la iniciativa privada y/o la economía social para cubrir ese hueco. Conocer, por tanto, los límites de las políticas públicas es esencial para incorporar a la sociedad, empresarios e individuos a la gran tarea de mejorar Cuenca.
Esto es fundamental tenerlo en cuenta de cara a afrontar uno de los grandes retos de la Provincia de Cuenca, que es la despoblación. Esta es la principal batalla que creo debemos luchar en los próximos años y donde, más que nunca, es necesaria la colaboración pública y privada.
La segunda lección es que todo depende de las personas. Ellas son las protagonistas, las que sufren, trabajan, arriesgan e impulsan el corazón y la maquinaria de la provincia. La tragedia de la despoblación es precisamente la ausencia de personas. La soledad y el abandono dejan pueblos enteros sin fuerzas.
Podemos reclamar ayudas, solicitar más fondos y exigir derechos, pero son sus habitantes los que residen en nuestros pueblos, deciden tener hijos y, en muchos casos, los guardianes del territorio. Por eso, sus habitantes han de ser protegidos y apoyados. Descubrir a las personas con talento, iniciativa y ambición intelectual y empresarial es un objetivo prioritario.
Desde hace más de siete años las diputaciones de Cuenca, Soria y Teruel, de la mano de las asociaciones y empresarios, han elaborado numerosos diagnósticos y dado visibilidad a este problema. En respuesta, el Estado ha redactado documentos con muy buenas intenciones pero pocas acciones concretas. Los acuerdos para crear un régimen especial en las zonas despobladas, reducir la carga fiscal, incentivar la creación de empresas, mejorar accesos y banda ancha en todo el territorio son básicas, están ahí. Pero en la realidad todavía no se ha concretado nada.
En la estrategia para la despoblación en la que estamos trabajando hace meses, queda claro que la primera medida ha de ser fortalecer los recursos humanos. Educación, formación y desarrollo y atracción del talento. Desde Primaria hasta la Universidad, y en todos los aspectos, lo principal es crear oportunidades para todos.
El abanico de posibilidades de la formación profesional para un joven en Cuenca es insuficiente y costoso para los padres. Al ser la educación competencia de la Junta y de la Administración Central, debemos reivindicar a ambas administraciones. En el futuro se debe redactar un plan abierto y flexible de oportunidades de formación en todos los niveles, distribuido estratégicamente en la provincia, que incluya el transporte escolar gratis para todas las edades, y para que nadie quede excluido. En este paquete, es esencial crear programas innovadores, en los que sí puedan colaborar las Diputaciones para la formación de aprendices y oficios tradicionales o innovadores en los talleres y empresas, sin coste adicional para ellas.
Crear oportunidades para mujeres, fomento de la natalidad y la conciliación son una prioridad estrella. Políticas que exigen acciones coherentes como deducciones fiscales por hijo, hasta llegar a la gratuidad completa, ayudas económicas y medidas de conciliación como la prolongación del horario escolar.
Vamos a crear instrumentos intermedios para apoyar al sistema productivo. Uno de ellos es una Agencia para la comercialización de la artesanía y productos del sector alimentario. Importante será el acceso a nuevos mercados y la digitalización, tanto a nivel productivo como para la distribución y mercadotecnia. Apoyos a la explotación del esparto y mimbre, y otros productos de los bosques con apoyos financieros y de innovación, con el fin de fortalecer y crear una industria propia. Siempre de la mano de artesanos y empresarios.
Cultura, turismo y economía hoy, son una trilogía que van de la mano. La inversión realizada en restauración del Patrimonio Artístico estos años, 30 millones de euros, y más de 80 intervenciones, ha sido un primer paso que, además de crear empleo ha dado nueva vida a edificios y monumentos que ahora podrán ser utilizados para beneficio de todos. El “Instituto de Arte y Patrimonio” creado recientemente por la Diputación, será el nuevo instrumento para gestionar el patrimonio y convertirlo en imagen y bandera de muchos pueblos.
Cualquiera que gobierne debe situar la lucha contra la crisis demográfica como un objetivo prioritario y común a todos. Trabajar juntos y huir de las ideologías que excluyen a los que piensan diferente. Es preciso superar las barreras institucionales, estrechar la colaboración con los Ayuntamientos y que la Junta y las Cortes Regionales prioricen este grave problema en su agenda.
Benjamín Prieto Valencia. Presidente de la Diputación de Cuenca