Desde 2003, año en el que la administración empezó a contabilizar los asesinatos de la violencia de género, mil hombres han matado a sus parejas o exparejas.
1.000 mujeres. Alarma la cifra de tal manera que hay quien se resiste a creer que esto tiene que ver con una violencia instrumental ejercida por los hombres hacia las mujeres por el hecho de ser mujeres, y piensan que tiene más que ver más con hombres que tiene un problema de salud mental o que están bajo los efectos del alcohol o droga que les hace perder el juicio y esto los lleva al asesinato de sus parejas y madres de sus hijas e hijos.
Cuesta creer que personas, en este caso, hombres, sean capaces de asesinar a sus mujeres por ejercer esas relaciones asimétricas que les da el poder de decidir por ellas y dirigir su vida según los parámetros patriarcales.
¿Quién no tiene en su entorno esa abuela que trabajó en el ámbito familiar, que crio a su prole, y no se trataba de 1 o 2 hijas/os que es la media del siglo XXI, sino de 4 a 6 hijas/os mínimo, y además trabajó en las tareas ganaderas y agrícolas con su marido y cuando cumplió los 65 años no tuvo derecho a una pensión porque , decían que las mujeres no trabajábamos, y si alguien tenía derecho a percibir una pensión era el hombre? Eso es discriminación de género sustentada en el patriarcado.
¿Quién no tiene una madre que quiso trabajar fuera de casa por decisión propia, no de manera subsidiaria a la economía familiar, que quiso montar su propio negocio, que quiso estudiar, que quiso… que quiso…, y su condición de mujer no le permitió ser?
¿Quién no conoce a una amiga que en una entrevista de trabajo para acceder a un puesto de trabajo no le hayan preguntado, su estado civil, si tiene hijas/os, y si no los tiene si piensa tenerlos? Y esto sólo por ser mujer. Ante esto pierde importancia su capacitación profesional y sus competencias personales para el puesto. Y sí, quien no tiene amigos hombres a los que nunca se les va preguntar semejantes cuestiones.
Si se están preguntando que qué tiene que ver esto con las 1000 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, les diré, que por supuesto que todo esto tiene que ver con esos 1000 asesinatos, porque en el momento que la mujer expresa sus intereses, sus proyectos de vida, su proyección profesional que nada tiene que ver con la mujer que el patriarcado ha creado que es el de ser la mantenedora de los cuidados de la familia como única responsable, relegada a la vida del ámbito familiar y no social…es cuando se producen esas relaciones de poder y de desigualdad que llevadas a la extremo desembocan en los asesinatos por violencia de género.
Asusta esta cifra, pero debería asustarnos aún más lo que pone de manifiesto. Y es que no debemos perder de vista que sólo es la punta de iceberg de una violencia machista estructural. Debajo hay miles de denuncias de mujeres que sufren la violencia de genero por sus parejas o exparejas, hay un número nada desechable de mujeres que sufren el acoso en su ámbito laboral, en su ámbito familiar y social, mujeres que son violadas por hombres que se creen con el derecho de usar a la mujer como alguien de su propiedad.
Estos datos debajo de las 1000 mujeres asesinadas desde 2003, nos dicen que esta cifra no va dejar de sumar más números si seguimos minimizando, invisibilizando y tratando de desviar la atención en un discurso paternalista y desigual que pone en valor la inexistente ideología de género.
Es responsabilidad de los poderes públicos conseguir una sociedad igualitaria a través de la creación de políticas de igualdad entre géneros y es responsabilidad de la ciudadanía no mirar para otro lado y mirar de frente a la violencia machista para que a las mujeres no nos sigan matando por el mero hecho de ser mujeres.
Maribel Sánchez García-Muro. Trabajadora social colegiada nº 13-64. Técnica del Área de Recursos del Centro de la Mujer de Toledo