Tras las elecciones al Parlamento Europeo y después de intensas negociaciones, la pasada semana fue elegida nueva presidenta de la Comisión Europea la alemana (aunque nacida en Bruselas) Úrsula von der Leyen. Su discurso como candidata ante los eurodiputados, que no ha tenido gran eco en los medios, constituye un auténtico programa de relanzamiento de la Unión Europea en el que están presentes todos los grandes temas que debe afrontar la Unión en el futuro inmediato como reacción frente a los grandes desafíos que tenemos planteados.
Paz, protección del medio ambiente, economía social, igualdad entre mujeres y hombres, protección de los desempleados, apoyo a los jóvenes, imperio de la Ley, inmigración y asilo, Brexit y legitimidad democrática se suceden por este orden en su intervención, llena de europeísmo, carácter conciliador y apuesta clara por más Europa, sin olvidar algunas menciones a aspectos de su propia historia personal.
Resulta llamativo el hecho de que, hasta en en tres ocasiones, hace uso de la expresión “al modo europeo” para referirse a cómo afrontar tales retos: desde la unión interior para evitar la desunión que pueda venir del exterior, convencidos de la propia capacidad común y aprovechando todo el potencial que tenemos, desde el punto de vista humano y cultural.
Ciertamente, necesitamos en este momento de la historia discursos como el de Von der Leyen. Pero, sobre todo, urge que sus palabras se concreten en propuestas, proyectos e iniciativas que las hagan realidad. La crisis múltiple a la que se está enfrentando la Unión solo puede superarse desde la recuperación de la esencia del proyecto europeo, por medio de la generosidad de todos los estados y sus ciudadanos y teniendo muy presente que potenciar lo que nos une es la única forma de lograr superar aquello que nos separa. Así fue en el pasado y así ha de seguir siendo en el presente. Los próximos cinco años serán cruciales. Confiemos en estar a la altura.
Isaac Martín.Director del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Castilla-La Mancha