Los resultados de las pasadas elecciones en España han obligado a depender de las negociaciones políticas para alcanzar acuerdos de gobierno. Al haber tenido unas elecciones múltiples con parecidos repartos de votos, las negociaciones se han desarrollado paralelamente en todos los niveles: europeo, municipal, regional y nacional.
Algunas de estas negociaciones han llegado a buen puerto, otras continuarán durante el verano y puede que haya alguna que requiera que se repitan las elecciones. Es el momento de hacer política de la buena, respondiendo a esa definición que la describe como “el arte de lo posible”. La calidad de este ejercicio depende de las barreras morales que se marquen los propios protagonistas, porque no todo vale en esta negociación. El bien común necesita necesariamente del bien obrar.
Hemos podido ver dos estilos diferentes en estas negociaciones, no han faltado ejemplos de uno y otro. En algunos casos se ha negociado en torno a un programa común, se han intercambiado listas de condiciones y prioridades políticas y los grupos políticos han ido aceptando unas y rechazando otras, y en algún caso se ha llegado al acuerdo, cediendo por todas las partes y comprometiendo unos mínimos. En otros se ha discutido de sillones, de puestos y de reparto de poder, sin atender al programa ni a la acción de gobierno. Los primeros son esfuerzos valorables, que buscan el mayor bien posible en las condiciones concretas actuales. Los segundos son reprochables. El objetivo del buen gobierno es el bien común, no el poder. La búsqueda del poder en sí mismo es un ejercicio totalitario que lleva, tarde o temprano, a la dictadura.
Otro aspecto clave en una negociación política es la fiabilidad de los interlocutores. Si el que pacta hoy engañó ayer, la negociación se hace imposible. De nuevo la calidad moral marca la diferencia. Si una negociación política se bloquea porque los interlocutores no son fiables, el bien común exige que los interlocutores cambien. En ese caso, quizá los candidatos a las elecciones no pueden ser los candidatos para el gobierno.
Grupo AREÓPAGO