La Tierra tiene casi la mitad de la edad del Universo, nuestro planeta es un planeta viejo y ha sufrido un pasado atormentado y muy accidentado. Es posible que gracias a su pasado difícil primero surgiera la vida de una manera súbita –hace casi cuatro mil millones de años-, y a día de hoy habitemos este maravilloso planeta siete mil millones de humanos y unos diez millones de especies vivas, que más o menos deben entenderse.
Esta biodiversidad se encuentra acechada por el cambio climático, y los diferentes tipos de contaminación medioambiental; y lo podemos aseverar si exploramos lo sucedido en los últimos 50 años. El planeta Tierra hace medio siglo fue capaz de poner el pie en la Luna, y mientras la población se ha duplicado, las poblaciones de fauna han disminuido en promedio un 60%. Es decir, tan solo durante el corto periodo de tiempo de la vida del que les escribe y tortura quizás con estos estudios –si lo comparamos con los 6 mil millones de años de existencia de nuestro planeta-, ha sucedido todo esto, por no pensar en lo que puede suceder en las escasas décadas que aún me queda por vivir.
Somos la última generación que podrá hacer algo por revertir esta situación, tenemos una gran responsabilidad; aunque naturalmente que no se nos puede culpar a modo individual de todo. Sabemos que aproximadamente 100 grandes empresas causan el 70% de este daño, con el beneplácito de los respectivos gobiernos. Algunas de ellas pretenden “hacerse un lavado de cara” con aportaciones a determinados fines; tal es el caso en nuestros días de Endesa, la compañía que emite más gases de efecto invernadero en España, es uno de los principales patrocinadores de la Cumbre del Clima de Madrid (diciembre de 2019).
Las empresas que más contribuyeron al cambio climático en nuestro país, según el informe de “Emergencia climática en España 2019” fueron a continuación de Endesa: Repsol, Naturgy, EDP, AcerolMittal, Cepsa, Viesgo, Iberdrola, Cemex, Lafarge-Holcim y Cementos Portland, la mayoría vinculadas con el campo energético. Si nos fijamos en Endesa, en ese deshonroso primer puesto, es la empresa más contaminante del país: con el 23% de las emisiones industriales y el 9% de las totales.
Pero saliendo de éste, nuestro ámbito nacional, un reciente informe de la ONU, firmado por Kate Brauman de la Universidad de Minnesota nos pone en alerta sobre el nefasto impacto del ser humano en el planeta, en concreto el titular es dramático: un millón de especies animales y vegetales se encuentran amenazadas debido al efecto del homo sapiens en la tierra, los mares, o en la atmósfera.
El informe expone el estado de la biodiversidad del planeta, y señala que la destrucción de la naturaleza se está dando a una velocidad nunca antes vista debido a la necesidad de más alimentos y energía por parte de los habitantes del globo, como primeros impulsores.
Un millón de animales se encuentran en peligro de extinción, y un promedio de alrededor del 25% de los animales y las plantas ahora están amenazados. Otro aviso reciente es la publicación en PLoS Biology del primer mapa en el que se demuestra como los humanos están acabando con la biodiversidad. El homo sapiens está expulsando de sus hábitats naturales a los verdaderos propietarios –si se puede hablar de propiedad- a los animales y plantas autóctonas, o a las tribus de sapiens hermanos que han poblado y cuidado perfectamente determinados territorios.
La deforestación y la caza furtiva afectan ya, según el estudio, al 84% de la superficie terrestre. Además, se hace hincapié cómo el sureste asiático, una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta, es la zona con mayor número de especies en peligro.
Merece la pena comentar lo que se ha dado en llamar “la ceguera verde”, y cuya explicación es fácil de comprender; evolutivamente nuestro cerebro ha evolucionado para “no verlas“(plantas), porque no suponen un peligro para nuestra supervivencia a diferencia de los animales, y sobre todo aquellos más grandes o pequeños dotados de venenos, picaduras… Se estima que hay unos 9 millones de especies de plantas (Reino Vegetal) terrestres y unos 2 millones acuáticas.
Estas navidades regalad una mascota verde.
Jesús Romero Guillén