En Toledo, ya se ha hecho costumbre que la festividad de San Ildefonso sirva para reconocer a aquellas personas y entidades que se han destacado en pro de la Ciudad. El hecho de conceder honores y distinciones de manera anual partió de una moción de Ángel Felpeto en el año 2008. Tuvo como resultado un nuevo Reglamento de Honores y Distinciones en el año 2010, que dejó sin regular un premio muy ambicioso en su creación: el Premio Internacional ‘Alfonso X el Sabio’.

En 1992, siendo Alcalde de Toledo Joaquín Sánchez Garrido, se planteó la idea de crear un premio de características muy similares al Premio ‘Carlomagno’ de Aquisgrán o, más cercano a nosotros, al Premio ‘Príncipe de Asturias’, que premiase méritos sobresalientes por la tolerancia, la paz y la convivencia. Surgió también la idea de crear una fundación al efecto que nunca llegó a materializarse. El Pleno municipal creó de manera oficial el premio el dieciocho de julio de 1994, para cuya concesión se pensó el veinticinco de noviembre.

A pesar del interés inicial que se puso en el premio y la aceptación unánime que tuvo por parte del Consistorio, la realidad es que tan solo ha sido concedido en dos ocasiones. La primera de ellas, en una moción conjunta de todos los grupos municipales, al expresidente del Gobierno Adolfo Suárez, que lo recibió en el Teatro de Rojas el diecisiete de enero de 1995 en un acto presidido por el Rey Juan Carlos. La segunda de las distinciones, esta vez a propuesta del alcalde Agustín Conde y con el apoyo de todos los grupos municipales, a Federico Mayor Zaragoza, entonces Secretario General de la UNESCO, quien lo recibió también en el Teatro toledano el once de mayo de 1999 de manos de la Infanta Margarita de Borbón.

Desde aquel día, nada más se ha vuelto a saber de una idea tan interesante y tan propia de una ciudad como Toledo. Nuestros munícipes deben recuperar este premio aprovechando lo cercano del centenario alfonsino. Y sería aún mejor si retomasen la idea de una Fundación constituida en serio, con un jurado formado por personajes de relieve internacional, que sacasen a la vida cultural toledana de su devenir habitual y lograsen recabar apoyos de importancia para los muchos proyectos que podemos acoger como ciudad. Creo firmemente que es un deber municipal, en el que los toledanos debemos insistir firmemente. Y soy el primero que me presto a trabajar en este proyecto. Si de verdad creemos en la figura de Alfonso X como ejemplo de sabiduría, dejar a un lado estos premios es desmerecer su figura y encorsetarla a una obstinación meramente localista.

José María San Román Cutanda