En cuanto al número 2, Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior con Rajoy, quedó directamente pillado y grabado en sus maniobras subterráneas contra sus adversarios políticos. Su conversación con Daniel de Alfonso, grabada en su propio despacho de ministro (lo cual ya es para nota), podrá escucharse en mp3 o en otro formato de audio, si así se prefiere, pero allí se dice lo que se dice.
Y entre otras cosas se dice que Rajoy, el presidente del Gobierno, lo sabía, pero que conviene hacer como que no: “Su mano derecha no sabe qué hace su mano izquierda”, dice el ministro del Interior, tras alabar la discreción y capacidad de disimulo de Rajoy. “Por supuesto”, contesta Daniel de Alfonso, acostumbrado al parecer a este tipo de tejemanejes, ocultaciones y maniobras subterráneas.
Además, dice el ministro, una vez trasladado el asunto “a quién te puedes imaginar” (el número 1), todo quedará entre nosotros, pues “quien te puedes imaginar es una tumba”.
Ya acostumbrados a toquetear a los jueces del Tribunal Supremo por detrás, como dijo convencido Cosido, senador del PP (esperemos que se equivoque), no debe extrañarnos que lo mismo pueda hacerse con la fiscalía. Y así Jorge Fernández Díaz le asegura a Daniel de Alfonso que “la fiscalía te lo afina”. El tejemaneje. O lo que es lo mismo: la fiscalía como afinador.
Pocos casos hay más claros, y además registrado en audio, de utilización de las Instituciones de todos con fines partidistas, es decir, pocos casos hay más palmarios de corrupción y de cómo la democracia puede tomarse a chirigota por sus propios representantes.
Lo cual no debe extrañarnos porque los conceptos de “brigada política” o “policía patriótica” nos recuerdan otros tiempos en los que la democracia brillaba por su ausencia.
Recordemos que a la vista de los hechos (grabados) no fue solo la oposición en bloque la que pidió la dimisión del ministro, sino que también sindicatos policiales y asociaciones de la guardia civil, se unieron a esa petición. Lo cual les honra.
Eugenio Pino, el DAO de la policía en tiempos de Rajoy, dice ahora (El País) que el número 2 (Fernández Díaz) le ordenó que hiciese la vista gorda con Villarejo y sus tenebrosas andanzas subterráneas, y que su vez esto venía ordenado directamente desde el número 1 (Rajoy).
Ante todo orden y escala jerárquica. No importa qué ordenan sino quién lo ordena. Un síntoma más de que a nuestra democracia le falta carácter y está aún en pañales.
Todo esto preocupa en Europa, donde en cuestión de tradición democrática nos llevan unas cuantas décadas de ventaja. En su último informe sobre nuestro país, el grupo GRECO volvía a lanzarnos una seria advertencia sobre esta materia: “El consejo de Europa reclama a España vigilar las puertas giratorias políticas y la corrupción en la policía” (El País).
Una cosa parece clara, y es que así como en las democracias de verdad no hay ningún problema en llegar al máximo responsable de un asunto turbio o poco legal, sea Nixon o quien sea ese máximo responsable, en las democracias de opereta esto es imposible y siempre nos quedamos suspendidos de la “X”.
Cuestión de seguir entrenando.