En cualquier lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero olvidarme, existen agricultores y ganaderos que se afanan a diario en su inestimable labor de producción de alimentos: cereales, leche, hortalizas, verduras, vino, queso, carnes, aceite… una infinidad de productos agrarios que gozan de excelente calidad y seguridad alimentaria.
Prueba de ello son las cifras que, año tras año, celebramos con orgullo en exportaciones y reconocimientos regionales, nacionales e incluso, internacionales.
Una producción que cuidan a diario y con gran esmero las mujeres y los hombres del campo castellano manchego. Todavía no ha amanecido, cuando los destellantes pilotos de los tractores ya iluminan las oscuras calles de nuestros pueblos, de esa España rural que alimenta al planeta.
Son grandes profesionales que no tienen que subir la persiana de su negocio, porque el campo no tiene puertas ni ventanas. Se trabaja de sol a sol y siempre pendientes de lo que caiga del cielo, de lo que imponga Bruselas y de lo que legisle el Ministerio o la Consejería de Agricultura.
Castilla-La Mancha es una región que sabe a campo y a pueblo. Una tierra de quijotes y sanchos que ahora reclaman la solidaridad de la sociedad y de los consumidores y sobre todo, exigen a sus gobernantes medidas, ayudas y soluciones que permitan que los agricultores y ganaderos puedan vivir dignamente.
El campo no puede más, quiere justicia y ha decidido recorrer las calles de Castilla-La Mancha de la mano de las organizaciones agrarias, porque no pueden pagar los costes de producción del siglo XXI y vender sus cosechas a precios del siglo pasado. Sube el combustible, los fertilizantes, los piensos, la electricidad, la maquinaria, la mano de obra, la burocracia y sin embargo, el producto sigue cotizando a la baja. Una situación económica insostenible que ha llevado a que muchos productos se hayan quedado sin recolección.
A esto hay que añadir la falta de actuación de los gobiernos socialistas de Emiliano García-Page y Pedro Sánchez, que no han reaccionado ante la caída de la renta agraria en un 10 por ciento, ni ante la imposición de gravámenes arancelarios americanos, ni ante el Brexit. Gobiernos socialistas que inundan periódicos con políticas propagandísticas de apoyo al sector agrario y a la España vaciada, pero que no reaccionan ante el anunciado recorte en un 30 por ciento del presupuesto de la nueva Política Agraria Común (PAC).
El pasado martes, el presidente del Partido Popular de Castilla-La Mancha, Paco Núñez, acompañó a los miles y miles de agricultores y ganaderos de la región que inundaron las calles de Toledo en defensa de sus reivindicaciones. El mensaje que le transmitieron fue unánime, a la vez que tan duro como la propia realidad: “El campo se muere” y “sin agricultura y ganadería no hay vida ni economíaen Castilla-La Mancha”.
Por eso Paco Núñez, como líder de la oposición en Castilla-La Mancha, se comprometió a defender íntegramente, sin bisturí, todas y cada una de las medidas que reclaman las mujeres y los hombres del campo. Nuestro presidente Núñez fue concreto, a la vez que realista: “si al campo le va bien, a Castilla-La Mancha le va bien”, y por eso nuestra defensa de las reivindicaciones agrarias será íntegra y así las llevaremos a las Cortes de Castilla-La Mancha, para que los partidos políticos se mojen y digan por escrito si las apoyan o no las apoyan. Ahora más que nunca hay que dar soluciones a los agricultores y ganaderos, con medidas reales y con partidas presupuestarias.
Esperemos que el máximo responsable del gobierno de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, no actúe bajo directrices partidistas, sino pensando en las verdaderas necesidades del sector y no cometa el mismo error, que el secretario de UGT que subestimó las protestas agrarias calificándolas de “la derecha, terrateniente y carca”.
Emiliano García-Page debe escuchar a los agricultores y ganaderos de Castilla-La Mancha, cuya voz será llevada al Pleno de las Cortes por el Partido Popular con el objetivo de que, de forma unánime y con el respaldo de los tres grupos parlamentarios, se aprueben las medidas demandadas por nuestros profesionales del campo.
Nos entristecería que, en este caso, ocurriera lo mismo que con las 17 medidas propuestas por el Partido Popular para paliar el daño de la gota fría, de la DANA que tanto daño hizo en nuestra región.
Aquellas 17 medidas fueron rechazadas por el PSOE de Page con el pretexto de que algunas de ellas eran competencia del gobierno de Pedro Sánchez. Un Gobierno que, por cierto, ha perdido millones y millones de euros del Banco Europeo de Inversiones porque no ha solicitado nada, frente a otros países europeos como Italia que acaba de recibir 300 millones de euros para la reparación de los daños causados por los estragos de la gota fría del año pasado.
Ahora toca escuchar y dar soluciones a nuestros agricultores y ganaderos de Castilla-La Mancha. La mano tendida de Paco Núñez no es otra que dar respuesta a lo que nos piden desde el campo de esta región. A nosotros, a la gente del PP, nunca nos ha temblado el pulso para apoyar al campo y sus reivindicaciones. Hemos peleado en Europa para conseguir más fondos para ellos. Y, aunque ahora hay otros partidos que quieren apropiarse la bandera del medio rural, todos los agricultores y ganaderos saben que el PP siempre ha sido y será el partido del campo. El que mejor defiende sus intereses y el que sabe que no podemos renunciar a un mercado común para quedar encerrados en casa sin poder vender lo que producimos.
Lola Merino Chacón es portavoz del Grupo Parlamentario Popular en las Cortes regionales