El esfuerzo del personal sanitario por salvar vidas en este tiempo de pandemia del COVID-19 evidencia la necesidad urgente de implantar con carácter general los cuidados paliativos hospitalarios y domiciliarios para pacientes en la fase final de sus vidas. No en vano, esta situación ha puesto de manifiesto el deseo del ser humano de luchar por su vida hasta el final y la generosidad del personal sanitario en ese cuidado de la vida del prójimo.
Han sido los que han atendido y siguen atendiendo a los enfermos de la pandemia quienes han manifestado el tremendo dolor por los pacientes que han muerto en absoluta soledad, prestándose incluso a tener pequeños detalles con ellos, como facilitarles una llamada de teléfono con sus familiares para aliviar la soledad. El dolor de las familias de los fallecidos, sin poder acompañar a sus seres queridos en esa fase final, es indescriptible.
Según la Organización Mundial de la Salud, los cuidados paliativos se definen como el conjunto de las acciones destinadas a mantener o mejorar las condiciones de vida de los pacientes cuyas enfermedades no respondan al tratamiento curativo. La precursora de los cuidados paliativos fue la británica Cicely Saunders (1918-2005), la cual inició un movimiento mundial para proveer de un cuidado compasivo al moribundo. El texto que apareció en su propio obituario nos hace entender lo que para ella significaba este cuidado hasta el final natural de la vida de cada paciente: “Usted importa por lo que usted es. Usted importa hasta el último momento de su vida y haremos todo lo que esté a nuestro alcance, no solo para que muera de manera pacífica, sino también para que, mientras viva, lo haga con dignidad”.
Lo que nuestros profesionales sanitarios y capellanes de hospital han estado haciendo –con las limitaciones de medios que tenían– para atender al desbordante número de pacientes de esta pandemia es parte de lo que un cuidado paliativo aporta: cercanía, cuidado, detalles de cariño, atención física y espiritual, entendiéndose que toda vida humana es digna hasta el final. Solo desde esa dignidad que únicamente posee el ser humano se puede entender esa lucha incansable por salvar vidas en esta pandemia.
En nuestro canto de “sí a la vida” no podemos más que pedir a esta sociedad que entienda como necesarios los cuidados paliativos al alcance de todos, y así se lo pidamos a nuestros gobernantes, pues queremos sabernos cuidados y acompañados, vivir con dignidad hasta que la muerte nos visite.