Era jueves y doce de marzo, por la mañana, cuando Page afirmaba ufano -algo “gallito”, diría yo- que no se iban a cerrar los centros educativos en Castilla-La Mancha. Unas horas más tarde, con las orejas gachas, tuvo que decretar el cierre. Fue entonces cuando nos dijo vagos: “Y sobre todo a la gente que lo que pretende es tener quince días de vacaciones”. A pesar de que no vimos camisetas verdes protestando por esa lindeza presidencial, los docentes nos acordamos y nos acordaremos de ella.
El viernes íbamos a nuestros centros, el sábado y el domingo preparábamos nuestras clases y el lunes comenzábamos con la modalidad de enseñanza “a distancia”. Page nos llamó vagos y nosotros respondimos cumpliendo con nuestra obligación. Nos insultó, pero nosotros pensamos en nuestros alumnos. Page no merecía nuestro tesón y nuestra dedicación, pero entendimos que los importantes eran nuestros niños y jóvenes.
Page dijo que éramos unos vagos pero nos pusimos manos a la obra. Sin formación alguna y con nuestros propios recursos: con nuestros ordenadores, nuestros teléfonos móviles y nuestras conexiones. ¿Se preocupó alguna vez Page, mientras nos insultaba, por los recursos con que montamos, de un día para otro, un sistema de educación a distancia?
Los docentes hemos conseguido salvar este tercer trimestre, a pesar de Page. Él era el responsable pero fuimos nosotros los que respondimos. Su insulto lo transformamos en más y más trabajo. Su desprecio lo hemos cambiado por las decenas de correos, mensajes, vídeos y audios de alumnos y de padres, dándonos las gracias por el trabajo que estábamos haciendo.
Pero ahora toca pensar en el próximo curso. ¿Y a partir de septiembre qué? La única aportación de Page al devenir educativo es la realización de una “chupi fiesta” de despedida en el cole pero, eso sí, “solo con la mirada”. Si Page era el responsable de arbitrar medidas para este tercer trimestre educativo, también lo es ahora, de cara al próximo curso.
Los maestros queremos volver a nuestras aulas, retomar el contacto personal con nuestros alumnos, porque es ahí, en la cercanía, donde nuestra labor es más efectiva. Hemos de volver pero garantizando, evidentemente, la seguridad de toda la comunidad educativa.
El presidente del PP de Castilla-La Mancha, Paco Núñez, sí ha querido contar con nosotros, con los docentes, y ha lanzado una batería de medidas para reconstruir nuestro sistema educativo bajo la premisa ineludible de volver en septiembre a las aulas. Test masivos para la comunidad educativa; reducción de ratios y aumento de plantillas; una gran estrategia de digitalización; adquisición y reparto de equipos de protección para los centros educativos; adaptación de espacios; aumento de líneas de transporte escolar; etc.
Y, para abordar una situación nueva, es imprescindible un nuevo presupuesto para nuestra región que debería estar debatiéndose ya.
Si como parece deducirse de las últimas informaciones emanadas del gobierno de Page, no existe ni capacidad ni voluntad política para tomar medidas que garanticen la seguridad en el inicio del próximo curso educativo, a la imagen de un presidente que insulta a los docentes tendremos que añadir la de un político peligrosamente irresponsable. Y es que, aunque él intentará vendernos otra cosa, todos lo sabemos: Page es el responsable.
Pedro J. García-Hidalgo es maestro y ex concejal del PP en el Ayuntamiento de Cuenca