Al menos para mí, y no creo ser una excepción sino una voz reflexiva de cierta parte de la sociedad, tengo la fuerte convicción de que dos de nuestros bienes más preciados –SALUD Y DEMOCRACIA- están en peligro; y en ambos casos el homo sapiens, el hombre, es la mejor vacuna.
SALUD. Es evidente que continuamos bajo la amenaza del SARS-CoV-2, también denominado
COVID-19, y no tengo duda alguna que somos en estos momentos la mejor vacuna: mascarilla (al final sí), higiene de manos y ropa, y distanciamiento social. La vacuna llegará, dejemos actuar a la Ciencia sin prisas, paso a paso, cumpliendo los protocolos de seguridad, porque la Ciencia y el Método Científico funcionan.
Si atendemos al origen del problema (prevención) la solución se encuentra en nuestras manos, me explico: cada vez son más las voces de científicos que llaman la atención sobre nuestra responsabilidad en la actual pandemia que ha zarandeado al planeta, ha paralizado la economía mundial y quizá, ha puesto en evidencia la prepotencia del ser humano. El ser humano es el único responsable al haber alterado el equilibrio de los ecosistemas y diezmado la biodiversidad con la industrialización, sobreexplotación de territorios y océanos, contaminación… El salto del virus del animal al humano es más fácil (zoonosis), y tanto a nivel macroscópico (los hemos observado paseando y ocupando las ciudades) como microscópico –virus incluidos- unos y otros se han buscado la vida en estas semanas.
Unas de las pocas consecuencias positivas que pueden derivarse de esta pandemia son habernos marcado dos premisas (objetivos): la lucha contra el cambio climático y la conservación de la biodiversidad (otro día me referiré a los océanos). Con este objetivo estaba prevista la Conferencia sobre los Océanos en la ONU a celebrar este mes de junio de 2020, donde se iban a debatir las propuestas en el marco de sus Objetivos de desarrollo sostenible para 2030. Lamentablemente, esta importantísima reunión ha sido suspendida sine die por la pandemia del COVID-19.
Esta pandemia ha puesto en evidencia que es insensato menospreciar el vínculo entre la salud humana y la salud ambiental. Debemos entender al ser humano integrado con la naturaleza y tener claro que los factores que generan muchas de estas pandemias son los mismos que causan la crisis medioambiental y climática. Por tanto deberíamos hablar de UNA SOLA SALUD (One Health), o “medicina única”.
DEMOCRACIA. Hay un interés más que evidente por parte del poder gubernamental en callar las voces discrepantes en general, y particularmente de periodistas e intelectuales. Se están sobrepasando ciertos límites según una parte considerable de la población –incluidos un sector de la socialdemocracia y del socialismo moderado a la que Europa debe tanto-. En Democracia la Libertad, y dentro de ésta la Libertad de Expresión debería ser la norma, no la excepción.
Falta de respeto a las Instituciones y a lo que queda del Poder Judicial, con vicepresidentes que lideran esta forma de actuar; lo que hasta hace poco se nos vendía y aprendimos como
“jarabe democrático” (scratches), ahora es prohibido y perseguido de forma selectiva. La Fiscalía General del Estado se ha politizado como nunca, fiscales que filtran información a personas pendientes de ser juzgadas, como el caso de la tarjeta telefónica de Dina tutelada y en manos de un vicepresidente, experto en justificar lo injustificable. Demasiadas contradicciones, mentiras o diferentes versiones sobre determinadas cuestiones (los casos Ábalos-Delsy, o MarlasKa-De los Cobos), y aquí no pasa nada. Por no entrar en detalles sobre la tardía gestión de la pandemia, tema mascarillas y PCRs, o la ocultación del número real de fallecimientos a cargo del director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, el Ministro de Sanidad y el Presidente de Gobierno.
En una Democracia no debería haber peor pecado que no decir la verdad, o falsear los datos (número de fallecidos) por querer dar otra imagen bien distinta de la real tanto a nivel nacional como internacionalmente.
Por tanto, reaccionemos, no callemos, no nos confundamos con campañas de ruido y humo que a menudo ponen en marcha los especialistas en el manejo del marketing, y que en estos tiempos es mucho más ágil y fácil gracias a las redes, periódicos y/o digitales afines.
Velemos por la SALUD, “una única salud”, y por la DEMOCRACIA, con sus errores, el mejor sistema político hoy por hoy, ya lo apuntó Churchill; otras experiencias fracasaron. Es evidente que debemos abandonar el capitalismo deshumanizado y caprichoso que nos ha llevado al estado actual y a grandes desigualdades, aunque otras recetas no demostraron ser más ventajosas para la sociedad. Si echamos la vista atrás, bien pocos alemanes de la Alemania Occidental cruzaron hacia la hermana Democrática del Este en 1998-1999, tras ser derribado el muro de Berlín. A la misma conclusión llegamos si analizamos en la actualidad el estado de precariedad de determinados países de América Latina.
SALUD y DEMOCRACIA, nosotros somos la mejor vacuna con nuestra responsabilidad, sensatez y el sentido crítico.
Jesús Romero. Médico cirujano ortopédico