Si alguien guardaba alguna duda sobre el calado, la calidad o la clase de la personalidad del señor Iglesias, esta vacilación ha tornado definitivamente en certidumbre para prácticamente el 100% de la humanidad española.
La inteligencia del Sr. Iglesias (si es que algún día la tuvo), se materializa con el lenguaje provocador, faltón y pandillero del personaje en cuestión. Ostentar una Vicepresidencia del Gobierno central no es moco de pavo y tampoco faculta a quien utiliza este cargo, a vocear desde el poder que le arroga el sostén de Moncloa, para intentar convencer al vulgo que él, el Vicepresidente, hay días que se levanta víctima o verdugo. Que él, el Vicepresidente, ha venido para quedarse. Que él, el Vicepresidente, es el único capazmente competente para salvarnos a todos de la monarquía y la democracia y llevarnos hacia la luz de la república a modo de tierra prometida o el planeta de los simios.
No sé qué tipo de pócima debió ingerir Pedro Sánchez, para convertir un mal sueño estival con Iglesias como socio de gobierno, y transformarle unos meses después, en “hermano de leche”, término que se atribuía a aquellas personas que sin haber nacido de la misma madre eran amantados por la misma mujer.
Sea como fuere, Pedro Sánchez decidió atribuir a su hermano de leche, la máxima autoridad del gobierno después de él, y con ello tragarse unas veces los sapos, y otras las culebras de Iglesias. Pedro Sánchez quiso que fuera lo que hoy es el Vicepresidente “podemita”, y por tanto, sus consecuencias las va a sufrir también como responsable del equipo.
Se acaba de abrir la “caja de Pandora” del otrora “desinteresado” líder de Podemos, y está dispuesto a mostrar aún más su auténtica naturaleza de enamorado líder chavista.
A estas alturas ya no se puede negar, que Pedro Sánchez es un Presidente por encima de todo, cobarde y oportunista, acostumbrado a rehuir cualquier escenario que suponga, el riesgo de ser cuestionado y abucheado por todos aquellos que desde el dolor o la injusticia, necesitan encontrar respuestas. Así lo ha demostrado el Presidente de todos los españoles, rehusando su asistencia al funeral en homenaje de las víctimas del coronavirus, acto que probablemente pasará a la historia del siglo XXI, por tratarse del drama humano más impactante para nuestro país, y que ha dejado patente la funesta incapacidad del Gobierno de la nación para gestionar la pandemia y frenar el número de víctimas en España.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias versus Rómulo y Remo, hoy ya son actores directos del conjunto de sucesos políticos, sociales, económicos, y culturales en una de las etapas más oscuras de nuestro glorioso país, España.
Valle Arcos Romero