Últimamente se ha puesto de moda la expresión “armonización fiscal” para referirse a un sistema igualitario de impuestos que nos equipare a todas las Comunidades Autónomas en relación con nuestro sistema tributario.
Curiosamente cuando se habla de “armonización fiscal” se olvida, por los gobiernos socialistas de Page y Sánchez, y de forma totalmente intencionada, la situación actual de las Comunidades Vasca y Navarra, donde el cupo y el régimen foral, respectivamente, sí otorgan unos beneficios fiscales claros a esas autonomías, pero como el PSOE necesita los votos del PNV, PODEMOS y BILDU para continuar aferrándose al poder a éstos ni tocarlos, pues como decía D. Quijote: “Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho”.
Ni que decir tiene que el hecho de desandar lo andado y querer ahora quitar competencias a las Comunidades Autónomas cercenando su autonomía fiscal ya es de por sí un hecho sin precedentes en nuestra democracia que atenta claramente contra su capacidad individual de decisión sobre cómo afrontar las cuestiones económicas y tributarias en sus respectivos territorios, pero coincidirán conmigo en que oírselo a ERC sobre Madrid, suena a chiste.
Dicho lo anterior, poner este debate sobre la mesa tendría sentido si la referida “armonización fiscal” lo fuera en beneficio del conjunto de los ciudadanos, es decir, se aplicase para que éstos vieran mejorada su situación económica personal pagando los mismos impuestos que aquél lugar donde estuviesen más bajos y no al revés, como pretenden Page, Sánchez y sus socios nacionalistas, secesionistas y filoetarras, sin embargo esta supuesta armonización parece más un ataque a lo que se identifica como “español” a la vez que una pataleta de los malgastadores para perjudicar a los que gestionan mejor que ellos ya que, curiosamente, en aquellas Comunidades Autónomas, como Madrid o Galicia, por ejemplo, donde los impuestos son más bajos, ocurre que se ahorra más; se invierte más; hay más oportunidades de empleo y emprendimiento; y, en definitiva, la gente vive mejor.
¿Por qué entonces Page, Sánchez y sus socios pretenden cargarse este círculo virtuoso de menos impuestos, mayor recaudación, mayor solidaridad interterritorial y mejores servicios públicos? Pues, desgraciadamente, solo se me ocurre que pueda ser por envidia; por sectarismo; porque dejan al aire sus vergüenzas al haber hecho del despilfarro su “modus vivendi”; o pura y simplemente por el ansia de poder. Que cada uno decida dónde encajan mejor Page y Sánchez. En relación con Castilla-La Mancha solo daré un par de datos, el PIB “per cápita” en nuestra región es, de media, 15.000 € menos al año que el de un madrileño y en cambio la deuda “per cápita” que tenemos es de 2.300 € más, ahí lo dejo; por lo que la única “armonización” que debe hacerse en la región es a la baja, tal y como propone el presidente del PP castellano-manchego, Paco Núñez.
Por último, convendrán conmigo que una melodía cuando suena afinada y está bien armonizada es una delicia para los oídos, sin embargo este mensaje supuestamente armonizador que lo que busca realmente es que paguemos más para que determinados políticos como Page y Sánchez gasten peor, suena completamente desafinado y hasta hace daño al oído,… además de al bolsillo, claro.
José Luis González Lamola. Senador del PP de Castilla-La Mancha