La educación siempre ha sido un tema que ha llevado a la confrontación en el Congreso, y de ahí las leyes que hemos tenido desde el advenimiento de la democracia. Hace unos días cuando se dio el primer paso para la aprobación de la llamada ley Celaá, no me sorprendió que la derecha, en un acto falto de educación, aporreara los escaños gritando libertad, libertad, libertad, digo que a mí, al menos, esos gritos de hipocresía e impostados, me resultaron hasta un insulto a la inteligencia, si no es por la importancia de lo que se debatía, y digo esto porque esa libertad se basa, sobre todo, en dos premisas, una referente al tema de la enseñanza concertada, no toda porque en este aspecto hay que diferenciar la titularidad de los centros, y otra por el tema de la religión. La enseñanza concertada debe ser subsidiaria, como mucho de la pública, que es donde se tiene que volcar el estado y la segunda debería dejarse para el ámbito privado.
Si nos fijamos en otros países como Finlandia vemos una educación pública de calidad, y en Francia la religión se deja para el ámbito privado, por tanto, esos gritos de libertad solo implican el querer mantener privilegios a través de cierta enseñanza concertada.
Está claro que en España cuando se reforme una ley de educación, los caballos de batalla serán fundamentalmente la escuela concertada y la religión, y ahora se añade el castellano y los centros de educación especial, en estos últimos casos quisiera saber donde pone que los centros de educación especial van a desaparecer, y por qué va a desaparecer el castellano, será porque ha desaparecido la palabra vehicular, palabra que sólo aparece en la ley Wert, antes no se supo nada de ella en ley alguna.
Otro elemento nuevo de discusión es la desaparición de los centros de educación especial, por mucho que busco tampoco lo veo, pero es muy lamentable que ciertos colectivos, y personas utilicen los medios para crear confusión, porque saben que lanzan la noticia y los lectores no se van a entretener en contrastarla, y es que la manipulación está a la orden del día. Paradojas de la vida, Vox en su programa electoral llevaba la desaparición de los centros de educación especial y ahora a toda prisa lo ha borrado diciendo que era una errata, vivir para ver.
En el tema de los colegios concertados, a los que el estado les da el dinero para su funcionamiento, había que ver en que barrios están ubicados, quienes tienen la titularidad, si los utilizan como negocio, si para adoctrinar en cierto modo a los alumnos, si para un servicio público, aquí hay multitud de casos y son muy diferentes unos de otros. Los hay en régimen de cooperativas de profesores, de un dueño individual, de una congregación religiosa… y todos ni actúan igual ni tienen los mismos objetivos, y lo curioso del tema es que todos reciben el mismo dinero en sus módulos para desarrollar la actividad, (ejemplo del importe de un módulo por aula en Infantil y Primaria; salario de personal docente incluidas cargas sociales 29.821,10 euros, gastos variables 4.058,89 euros, otros gastos 6.555,53 euros, total aula 40.235,52 euros) a parte de los módulos se subvenciona la necesidad que tengan los centros para impartir el idioma, la educación especial..y los hay que después cobran un recibo a los padres que pagan religiosamente porque tal vez crean que por eso es mejor la educación. ¿Por qué luego el cobro de ese recibo? Curioso unos realizan su labor y buena con estos dineros y otros necesitan el recibo. ¿Con qué fin?
Si lo pensamos, lo dicho anteriormente, no solo es curioso, es lamentable porque el cobro de un recibo hace que ciertas familias no tengan acceso al centro, y eso produce una selección encubierta, que lleva a un tipo de alumnado diferente que tiene unas condiciones más favorables para la educación, y que dejan en la cuneta a alumnos más problemáticos, esa es la libertad por la que clamaban esos grupos de la derecha en el Congreso, libertad que lleva cada vez a una mayor desigualdad, y todos esto las administraciones lo saben desde siempre, y jamás han puesto coto, han dejado hacer.
No es entendible que un centro concertado reciba una subvención, que considere suficiente, haga su labor y una buena labor con ese dinero, y otro centro de una titularidad distinta reciba lo mismo y tenga que pedir un dinero extra para hacer los mismo, porque si analizamos uno y otro, hacen lo mismo, y unos tienen suficiente y otros no, es decir, unos van más en la línea de servicio público y otros de negocio, por tanto, dejemos de gritar liberad impostada porque los padres pueden elegir centro, lo que no puede hacer el estado es dejar que abran centros concertados cerrando los públicos.
Un centro concertado recibe el dinero de la administración y contrata al profesorado que quiere, nadie le pone pegas, tiene plena libertad, y en el tema de la religión el estado paga y la iglesia contrata a sus profesores (por cierto, en CLM para este profesorado este curso se dedican los recursos necesarios) estos no dejan de ser privilegios.
En este país cuando se hable de educación y de reformar las leyes siempre va haber problemas, y el consenso será muy difícil porque hay temas como la enseñanza concertada, y la religión que siempre van a chocar con los intereses de una iglesia católica que tiene mucho que ver con bastantes centros concertados, y con la religión, pues luchará para que se de obligatoriamente en los centros.
No quiero entrar en más profundidades, lo que si sería interesante es que la crítica que se debería hacer a la ley sería bueno se hiciera mediante una lectura profunda de la ley, y viendo con claridad lo que dice y no dice. Extenderme más no lleva a ninguna parte porque se podrían estar escribiendo páginas y páginas sobre el tema de la educación. La crítica fácil y sin una reflexión no sirve nada más que para llegar a unas conclusiones erróneas la mayoría de las veces, porque se fundamenta en noticias falsas o interesadas, noticias que no aportan nada positivo, solamente sirven para desinformar.
Digo que en esa lectura profunda es donde se verá, que los centros concertados no desaparecen, que la religión es obligación del centro ofrecerla a sus alumnos pero que no cuenta para la media. Que tampoco desaparecen los centros de educación especial ni el castellano.
Esta ley no tiene cambios tan profundos como nos quieran hacer de ver, simplemente busca una cierta adaptación a los nuevos tiempos, porque no se puede parar el reloj de los nuevos retos que tiene la humanidad, y por tanto, hay que hacer frente a ellos procurando el beneficio de la mayoría sin abundar en privilegios de unas élites o minorías.
Antes de terminar quisiera recoger lo que decía Felipe González en un mitin celebrado en noviembre de 2011 en Hospitalet de Llobregat: “Algunos errores hemos cometido, entre ellos el mantenimiento de la escuela concertada ante la deriva que han tomado este tipo de centros”.