Un balance, en términos contables, se hace para ver la marcha de un determinado negocio detectando lo que va bien para mantenerlo o mejorarlo, y lo que va mal para ponerle solución y remedio. Aplicado este concepto a la vida o a la política sirve para conocer lo que se ha hecho bien y seguir por ese camino, y, sobre todo, saber que es lo que no funciona bien para ponerle remedio. El mayor error de cualquier balance, por sus graves consecuencias, es cuando, mediante artilugios contables, se intenta dar la apariencia de que lo que va mal no existe y como consecuencia no se rectifica y de esa forma se llega a la ruina económica. En nuestra opinión, esta última táctica es la que ha utilizado el todavía Presidente Sánchez en su balance fin de año: no solo por ignorar y ocultar la realidad, sino, sobre todo, por no considerar que hay que ponerle remedio. En ese balance él se ha puesto la nota y se ha autocalificado de que todo está bien. Es decir, se ha dedicado a la propaganda y no a hacer un balance con el rigor que este ejercicio requiere.
Así, si nos fijamos en los efectos de la Covid-19 en la mortalidad, Sánchez sigue ocultando los datos reales que, según los proporcionados por los Registros Civiles y el cálculo de exceso de mortalidad elaborado por el Instituto de Salud Carlos III, alcanzan, al 31 de diciembre, la cifra era de 82.000 fallecidos y no los 50.442 que reconoce el Gobierno. Quiero precisar que los dos organismos citados son instituciones oficiales, no son fuentes periodísticas, ni de los partidos de la oposición. Si, según el Ministerio de Sanidad, el primer fallecido por coronavirus ocurrió el 3 de marzo, la resultante es que, en los diez meses transcurridos, se ha producido una defunción cada cinco minutos, o, lo que es igual, han muerto 11 personas cada hora y 270 cada día.
Con estos datos España ha alcanzado los 1.687 muertos por millón de habitantes. Cifra que nos sitúa en el primer puesto mundial de mortalidad, seguidos por Bélgica. Eso sí, en el balance de Sánchez esa cifra no entra porque los fallecidos sin prueba diagnóstica específica de coronavirus no cuentan, aunque esté registrado su fallecimiento en el Registro Civil y sus familiares lo hayan perdido. Todo aquel que murió en una residencia de mayores o en su casa ha desaparecido no solo de la vida, sino de las estadísticas de Sánchez. ¿Esta actitud por parte de Sánchez, amigos lectores, les parece que es buscar la verdad o amañarla? ¿No les parece, como a mí, que esa pretendida reducción de fallecidos no es otra cosa que querer ocultar que España es uno de los países con mayor mortalidad por la pandemia? ¿Así es como Sánchez pretende poner solución al problema? ¿O más bien lo que pretende es “tapar” la deficiente gestión que él ha hecho de la pandemia?
Por si estas evidencias no les han convencido vamos a recurrir a otro organismo oficial. En este caso el Instituto Nacional de Seguridad Social quien en su informe sobre el gasto en pensiones comunica que en el año 2020 el número de pensiones que "causan baja" es un 14,6% superior a la de los que causaron baja en 2019, lo que supone, aproximadamente, un exceso de "bajas" de pensionistas de cerca de 70.000 personas. ¿Es que este descenso se debe a que alguien ha renunciado a su pensión o se debe más bien a que han fallecido? ¿Ha hecho alguna mención a ello el Sr. Sánchez en su balance anual? Yo no lo he oído ni lo he leído, por lo que mucho me temo que su balance, Sr. Sánchez, no ha sido real sino un pretexto para consumir cámara televisiva y, me cabe la sospecha, de tratar de convencer/engañar a algunos críticos a su gestión del coronavirus.
Y seguimos con el análisis del balance, ahora en materia económica. Según un estudio de Bloomberg Economics, correspondiente al mes de diciembre, España cierra 2020 con el peor lugar en el ranking de países de la OCDE en lo que respecta a gestión sanitaria, a economía, a confianza y a calidad de la acción de gobierno. Y abre el 2021 con la previsión de que el paro llegará al 17,7%, y eso pese a que se toman en consideración el efecto positivo de la vacuna y la llegada de los fondos europeos. La causa de que en nuestro país no surtan el efecto positivo de estos dos hechos, actuando como elementos de apalancamiento, se debe a que la batería de contrarreformas implementadas y la inseguridad inversora frenan el potencial de nuestra economía ¿se cree el sr. Sánchez que con el voluntarismo y la propaganda se crea empleo? ¿Cree el sr. Sánchez que porque se haya autocalificado con un notable a su gestión económica y de empleo en el último año, los organismos, que le han suspendido con rotundidad y claridad, van a cambiarle la nota? La economía es algo más que propaganda televisiva y Sánchez debería actuar en consecuencia en lugar de autocomplacerse en su gestión.
Y, por último, otra cuestión de no menor calado que tampoco ha salido en su balance y que, sin embargo, pone de manifiesto su “sordera”: ante las advertencias de la Unión Europea sobre el uso que ha de hacer con los fondos que va a enviar a España, Sánchez no solo no las ha tenido en cuenta sino que se ha reafirmado en su intención de utilizarlos de manera política y burocrática, es decir, pensando en el clientelismo político o en “compensar” los apoyos que recibe para mantenerse en el gobierno de los partidos independentistas y aberzales. Como prueba de ello nos puede servir la forma de gestionarlos que ha decidido: usar los ministerios como filtro de los proyectos que se presenten, coordinados por una secretaría general, aunque será oficina económica de la Moncloa la que se reserve el último paso (y definitivo) para la concesión de las ayudas. Traducido al castellano: el sistema a utilizar es una garantía de ineficacia y de un uso político de los fondos europeos, como ya ocurriera con el Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo (“Plan E” de Zapatero) de 2009.
Este, para mi, es el balance real de Sánchez, y no lo que dijo en la sesión de propaganda que nos dio en la televisión hace unos días.
Juan Antonio Callejas Cano. Diputado nacional por Ciudad Real. Grupo Parlamentario Popular. Portavoz PP provincia de Ciudad Real