Colapso en el Palacio de Fuensalida
A nadie escapa que la situación epidemiológica se ha desbordado en Castilla–La Mancha. La incidencia acumulada sigue disparada y con ello se ha provocado un aumento de la presión asistencial en todos los órdenes sanitarios. Además, venimos observando una gestión política de los recursos existentes, que adolece de la toma de decisiones más adecuada, para responder a las necesidades que plantean los profesionales de la sanidad.
La máxima responsabilidad de gestión de esta región descansa sobre el presidente autonómico que, lejos de estar al frente, está desaparecido en la toma de decisiones, no adopta medidas de prevención en materia de salud pública y solo aparece para prohibir, alegando que es lo único que se puede hacer.
Jamás ha planteado la realización, por ejemplo, de cribados masivos en aquellas localidades donde se detecta que la incidencia del virus empezaba a preocupar; jamás ha planteado medidas “quirúrgicas” en poblaciones concretas con afección grave del coronavirus. Aquí se utiliza la tabla rasa para todos. Así no hay que calentarse mucho la cabeza.
Estamos asistiendo a unos episodios regionales que definen los gestores con los que nos ha tocado convivir. Gestores más preocupados en buscar responsabilidades en los demás. Todos hemos visto y oído como la culpa era de otro. O de “la bomba vírica”, o de un señor con una capacidad inefectiva digna de objeto de estudio científico, pero jamás hemos apreciado un poco de autocrítica o disposición a corregir aquellas decisiones que se han mostrado ineficaces. Más bien todo lo contrario.
Este presidente autonómico se sigue regodeando de sus acciones, vendiendo sus bonanzas, aun cuando esas acciones han resultado inútiles para resolver y anticiparse a la crisis sanitaria. Presume de ser la región que más gasta con relación a su producto interior bruto; presume de ser la región que más contratos ha hecho; presume de desarrollar leyes pioneras en el país con relación a la pandemia; presume de haber creado la mejor estructura contra el coronavirus, y de no sé cuántas cosas más. Pero la realidad que apreciamos los castellano-manchegos, dista y mucho, del mundo paralelo, que el presidente autonómico y su crack, como él mismo llama a su consejero de sanidad, quieren hacernos ver.
Somos una de las regiones con los peores registros del país con relación a la pandemia, en cuanto al número de fallecidos, con relación a los contagiados, en cuanto a la incidencia acumulada, en cuanto a la mortalidad, en cuanto a la positividad, en cuanto al número de pruebas diagnósticas que se realizan, en cuanto al ritmo de vacunación… por desgracia, el mundo ilusionista que nos intentan vender, se aleja de lo que todos y cada uno de nosotros estamos viendo y viviendo día a día.
La prueba más palpable de la inacción y la desidia con la que están afrontando la gestión política los máximos responsables autonómicos, es lo que está ocurriendo en la ciudad de Toledo. La presión asistencial en los centros hospitalarios de la provincia es desorbitada.
Los pacientes han vuelto a tener que esperar horas y horas, y en algunos casos, hasta días, para poder conseguir un ingreso hospitalario. Con unas condiciones lamentables, pasando un frio terrible, sentados en sillas, esperando por los pasillos. Pero es que las circunstancias en las que los profesionales sanitarios tienen que desempeñar su trabajo, no han sido mejores.
Y todo ello, teniendo en la ciudad una infraestructura hospitalaria recién inaugurada, que, según nos han contado los del mundo paralelo, tiene una infinita capacidad para poder absorber todas las necesidades que se requieran. Nadie entiende que no hayan querido poner disponible esta infraestructura hospitalaria ante todas estas circunstancias.
Es evidente que la gestión política sanitaria que se está realizando en nuestra región, no está siendo aquella que todos los castellano-manchegos desearíamos. Todo ha vuelto al colapso, aunque el principal foco de colapso, está en el Palacio de Fuensalida.
Juan Antonio Moreno. Viceportavoz del Grupo Parlamentario Popular en la Cortes Regionales