En el mes de noviembre de 2020 comenzaron a publicarse noticias relativas a que los laboratorios farmacéuticos habían alcanzado una vacuna eficaz contra la covid-19.
En diciembre de 2020 los gobiernos nacionales anunciaron que la vacuna contra este virus letal estaría disponible para la población a principios de enero de 2021. ¡Qué buenas noticias y qué esperanzadoras! Con el nuevo año parecía que todo iba a ir mejor; al final un poco de luz después de un año en el que la pandemia lo cambió todo.
Pero esta esperanza se fue disolviendo a lo largo del mes de enero. La triste realidad se topó con los planes y con los titulares. En enero vimos todos los inconvenientes que está ocasionando la puesta en marcha de la vacunación, sobre todo en algunos países como puede ser España. A lo mejor es que no lo teníamos tan seguro. En diciembre parecía que estaba todo más o menos controlado con una estrategia coordinada por los Estados Miembros: los congeladores y refrigeradores preparados para guardar las vacunas, la distribución de las mismas a los distintos países de la Unión Europea, los grupos de personas a lo que se vacunaría primero para llegar al verano con el 70% de la población vacunada, etc.
Y de repente surgen los problemas logísticos, las fiestas navideñas que entorpecen los calendarios de vacunación y en las últimas semanas vemos como hay personas que hacen uso de su cargo para vacunarse, o que las farmacéuticas no cumplen los contratos con la Comisión Europea, y se las entregan al mejor postor. Pero es que también nos hemos quedado sin jeringuillas para maximizar las dosis y no tenemos suficientes vacunas para continuar el proceso de vacunación. Todo se está complicando, ¿Quizás porque quien gestiona esta crisis está improvisando? ¿Nos venden humo? Si no teníamos suficiente, ahora la crisis de las vacunas.
Y es que el mensaje tan precipitado sobre la inmunidad contra la infección del covid en menos de un año desde la puesta en marcha de las vacunas parece que ha sido un acto de propaganda política y económica, descuidando en muchos casos, otros aspectos como el control de las medidas de restricción y de prevención, y demostrándose que la gestión sanitaria del covid no está resultando eficaz. Proteger a la población frente al covid tiene que ser prioridad y obligación para todos; es un objetivo en el que deberíamos de colaborar todos los ciudadanos con las Administraciones Públicas.
Exigimos a los políticos que nos tienen en sus manos, seriedad y responsabilidad. Esto no es un juego ni una partida de cartas, aquí nos jugamos la vida. Por lo que pedimos que se diseñen estrategias de vacunación serias, seguras y realistas, no propagandistas y electoralistas, porque independientemente de que haya personas que no crean en la eficacia de la vacuna, es una de las buenas noticias del 2021. Responsabilidad también por los científicos que han hecho lo imposible porque estas vacunas estén cuanto antes. ¡Nos jugamos mucho! ¡Por favor, no más líos!
Grupo AREÓPAGO