Desgraciadamente hay quienes lo venimos avisando desde hace tiempo. Nos quieren dejar sin tren. Una provincia como la nuestra, como Cuenca, despoblada, envejecida y extensa, no sabemos en base a qué criterios, parece que no se merece que el ferrocarril circule por ella. No quiero ni pensar que aquellos que están continuamente atentando contra este transporte público, suprimiendo frecuencias, implantando horarios poco eficaces, sin invertir en la línea y obligando a unos límites de velocidad más propios de hace siglos que de ahora, estén utilizando todas estas artimañas para un solo fin, que Cuenca diga adiós a su tren regional. Parece que una de las excusas más exhibidas por el Ministerio de Fomento, Adif, Renfe, en definitiva, por aquellos despachos que ahora mandan en España, es que nuestro ferrocarril no es rentable. Es por tanto, pura y llanamente, una cuestión de dinero, de ese dinero que sale de nuestros bolsillos, de los de todos los españoles y que sí está disponible, por ejemplo, para sostener un número de Ministerios y altos cargos a todas luces exagerado o para poner a punto el avión presidencial, cueste lo que cueste y por los motivos más variopintos.
En la supresión del tren, en ese intento en el que llevan desde el Gobierno de la Nación casi tres años de manera firme y continuada, extraemos una lectura clara y bastante evidente: la marginación y el nulo caso al que desde las actuales instituciones están sometiéndonos a la España Rural. Es indignante que tengamos que escuchar quienes sí vivimos en pueblos, quienes sí apostamos por las oportunidades que en ellos se generan, en los discursos de los políticos socialistas, y apuntillo lo de socialistas porque son ahora quienes gobiernan España, Castilla-La Mancha y la Diputación de Cuenca, que se están tomando medidas para luchar contra la despoblación y, al mismo tiempo, haya cada vez menos servicios públicos, en definitiva menos prestaciones y, por tanto, derechos. Si es una cuestión de dinero, vamos a plantearlo desde otra perspectiva, ¿qué les impide invertir en la línea? ¿qué les impide potenciarla y darle vida, promocionarla, que tengamos un servicio de tren atractivo y que al mismo tiempo cumpla su función de servicio público? ¿Qué han hecho desde el Gobierno de España estos últimos tres años por nuestro tren Madrid-Cuenca-Valencia? ¿Y la Junta y la Diputación, que han reclamado? Contesto rápida y tristemente, nada de nada.
El ministro de Fomento, José Luis Ábalos, cuya familia para más señas proviene de Carboneras de Guadazaón, uno de los municipios por los que todavía pasa el tren, saca pecho en sus redes sociales anunciando nuevas conexiones de tren desde Madrid al Levante español. Esto si le es rentable políticamente y, por supuesto, ignora nuestra línea de tren Madrid-Cuenca-Valencia. No ha tenido la decencia, ni tan siquiera, de contestar a las cartas que se le han remitido desde Cuenca. Pero claro, en los pueblos por los que pasa nuestro ferrocarril solo somos unos pocos, se lo puede permitir… Por cierto, quiero recordar que nuestra línea fue declarada en 2012 de interés público por su homóloga, entonces del Partido Popular, Ana Pastor.
La Junta de Comunidades pasa por este grave problema de puntillas como lleva haciendo, desgraciadamente, cinco años con todo lo que atañe a los pueblos conquenses. De vez en cuando y tímidamente, se defienden diciendo que están en ello, que esperan noticias de Adif. Va para tres años que esas noticias no llegan y, mientras tanto, observan impasibles el desmantelamiento del tren, mandando, de vez en cuando, a algún alcalde que, para disimular, finja que está preocupado y realice alguna declaración pública como por ejemplo, es el del de Tarancón.
Lo de la Diputación provincial de Cuenca merece un capítulo aparte. Durante la pasada legislatura del Partido Popular, el equipo de Benjamín Prieto, dejaba proyectado el ‘Serranía en Vía’, un ambiciosa iniciativa que consistía en rehabilitar antiguas estaciones de tren para su uso empresarial y turístico. Largas fueron las negociaciones con Adif para la cesión de estos edificios, numerosas las consultas y viajes a otros lugares de España donde dan diferentes usos a sus estaciones de tren y también constantes los contactos con la Fundación de los Ferrocarriles Españoles para poner en marcha, además, un Tren Turístico que recorriera, al menos una parte de nuestra maravillosa provincia. Todos estos esfuerzos, esta apuesta por nuestra tierra, por el desarrollo, por dotarla de oportunidades y de reclamos para atraer visitantes la tiraba por tierra el actual presidente de la Diputación, Álvaro Martínez Chana, de un plumazo. Fue una de las primeras decisiones que tomaba al inicio de su mandato, sin argumentos, con la clásica visión cortoplacista que caracteriza, desgraciadamente, a una gran parte de los actuales gobernantes y movido, me atrevería a decir, por el recelo de quien sabe a ciencia cierta que nunca será capaz de concebir ni de poner en práctica un plan como éste para nuestra provincia. Era un proyecto de un gobierno ideológicamente distinto y había que pararlo, así sin más.
Mientras tanto, el tren parte de nuestra provincia para no volver. La vida de las estaciones se muere, los edificios se caen y las vías se abandonan a su suerte. El tren no tiene hora en Cuenca y la hora de nuestro tren para nuestros gobernantes, de salvarlo y de invertir en él, no llega. Con decisiones así, está claro que jamás empezaremos a vencer a la despoblación.
José Ramón Ubiedo. Diputado provincial del Partido Popular de Cuenca y alcalde de Víllora