Estamos tan solo a 45 minutos y 70 kilómetros
En los últimos días en todos los medios de comunicación, en la tertulia del primer café de la mañana en el toledano kiosco Katalino y en otros muchos lugares de la región, el tema de conversación no es otro que el panorama político nacional, pero entre esas conversaciones se hace un hueco especial el previsible resultado de las elecciones en la vecina Comunidad de Madrid, donde ejercerán su derecho al voto el próximo 4 de mayo cerca de 200.000 personas que viven en Castilla-La Mancha.
Vivimos momentos duros a nivel nacional en el ámbito económico, es evidente que la crisis sanitaria ha dado paso a una crisis económica sin precedentes en España, estamos ante un Sánchez que, a la espera del maná bíblico de los 140 mil millones de euros, no es capaz de tomar decisiones acertadas. Pero también y para desgracia nuestra, observamos a un presidente regional, Emiliano García-Page, que se mantiene cruzado de brazos, dejando que la comunidad autónoma que gobierna quede en el furgón de cola de la recuperación económica, dejando que autónomos y pymes de la región echen sus cierres sin prestarles ayudas, y lo peor es que, cuando se la presta, después les pide la devolución con intereses por incumplimiento de requisitos.
Un Page que anuncia superávit en las cuentas regionales y, sin embargo, sectores vitales de nuestra economía regional, ven peligrar su continuidad. Sin ir más lejos, la fabricación de calzado, que supone un 3 por ciento del VAB regional y genera 5.000 empleos, un 43 por ciento femenino, queda fuera de ayudas estatales, pero hasta la fecha también de autonómicas, o el sector de la imagen personal, academias de enseñanza, talleres mecánicos, de la fabricación y venta de souvenir, y un largo etcétera.
Pero lo que peor me parece son las críticas de Page y sus portavoces hacia el presidente regional del PP, Paco Núñez, cuando solicita una bajada de impuestos en la región buscando el bienestar de su comunidad autónoma. Lejos de críticas, debemos recordarles que somos una de las comunidades autónomas donde los tributos cedidos son de los más altos a nivel nacional y la presión fiscal llega al 109,1 por ciento sobre la media de la UE.
Esto confronta con la tributación de la vecina Madrid, donde la presión fiscal es la más baja de toda España, un 87,6 por ciento y sin embargo en la que más se recauda, 84.000 millones de euros, y donde la candidata del Partido Popular, Isabel Díaz Ayuso anuncia bajadas tributarias.
Estamos inmersos en plena campaña de IRPF, tiempos difíciles, y en Castilla-La Mancha seguiremos pagando más que en Madrid. ¿El motivo? Muy sencillo, por un lado Castilla-La Mancha es la única comunidad que tiene una tarifa autonómica exactamente igual a la estatal, que va del 9,5 al 22,5 por ciento, por lo que al sumar el porcentaje estatal y regional, resulta que los castellano manchegos soportamos un IRPF agregado que va del 19 al 45 por ciento, y todo frente a nuestra cercana Madrid, donde la tarifa autonómica oscila entre el 9 y el 21 por ciento, unido a las deducciones y bonificaciones en cuotas, mayores y más ventajosas que en el resto de comunidades autónomas.
Pero la cuestión de máxima tributación, no está solo en el IRPF, sino también en ITP y AJD, tipos impositivos altos que nos llevan a obtener lógicamente unos ingresos tributarios por encima de la media nacional, un 3,5 por ciento, frente a la media de 2,8 por ciento. Por ejemplo, comprar una casa en Illescas de 150.000 euros paga un ITP de 13.500 euros, frente a comprarla en Parla, donde por ITP se pagará 9.000 euros.
Mis compañeros economistas del Consejo General vienen reclamando acertadamente una reforma fiscal que aporte: liquidez al sistema económico y dote de una mayor competitividad, armonizando la tributación pero, eso sí, siempre permitiendo la competencia entre países y comunidades autónomas.
Me temo que, de continuar el Sr. Page con su actitud, el próximo día 5 de mayo serán muchos los castellano-manchegos, vecinos, autónomos, y pymes que se plantearán cambiar su residencia a la vecina Madrid, tan solo a 45 minutos de algunas ciudades de Castilla-La Mancha, como Toledo y Guadalajara. Los ciudadanos necesitamos que se gestione correctamente el gasto de las administraciones, en este caso la regional, no que se suban impuestos indiscriminadamente.
Las comunidades autónomas gobernadas por los socialistas no quieren reconocer que, con tipos impositivos más bajos, se recauda más y por tanto se pueden prestar más servicios a sus vecinos. Pero al mismo tiempo, los autónomos y empresas no quieren ayudas ahora mismo porque llegarían tarde, por eso prefieren pagar menos impuestos, quieren trabajar con menos regulación y más libertad en su actividad.
Las empresas invierten y generan riqueza y empleo donde existe una menor carga burocrática y una menor tributación, por lo que es lógico el atractivo que supone Madrid para atraer el asentamiento de nuevos proyectos empresariales y profesionales. Por ello, Page debería abrir los ojos, o de lo contrario, el día 5 de mayo, comienza el éxodo.