El pasado viernes vivimos una escena digna de una película de Berlanga en el salón de plenos de la Diputación Provincial de Guadalajara. El grupo Unidas Podemos presentó una moción para “apoyar el proceso constituyente por la República”. El problema no es que un partido abiertamente totalitario pretenda derrocar la monarquía parlamentaria que nos rige. El escándalo llega cuando el PSOE que gobierna la institución no se opone frontalmente a esta propuesta y opta por abstenerse.
El vicepresidente socialista Rubén García no solo aseguró que compartía muchos de los postulados de la moción sino que negoció in voce para retirar alguno de los acuerdos y apoyarla. Es decir, el gobierno de una institución pública de Guadalajara negoció en público la posibilidad de apoyar un golpe de estado sin el más mínimo rubor. Y es que aunque el PSOE de nuestra provincia pretenda marcar distancias con el de Pedro Sánchez, lo hace con la boca pequeña.
En una sociedad democrática como la nuestra, no tienen cabida actitudes golpistas como las alentadas por el grupo liderado por Daniel Touset. Es triste ver como lee, no sin cierto tono de vergüenza, las mociones que el macho alfa Pablo Iglesias envía a sus representantes en los órganos municipales y provinciales. No dudo que existan todavía, políticos con ideales republicanos como puede ser mi compañero de institución. Pero desde luego la opción que representa la izquierda caviar del Marqués de Galapagar, hace mucho que dejó de representar a quienes dice defender. Ahora solo sirven de muleta para un gobierno sin escrúpulos como el de Pedro Sánchez.
No es de recibo que en una institución democrática como es la Diputación de Guadalajara se llame corrupta a la jefatura del estado mientras el presidente socialista José Luis Vega, asume y calla. Todo mientras se exalta la Segunda República que fue una época en la que la libertad desembocó en libertinaje. Un momento de nuestra historia que algunos harían mejor en no recordar. De hecho fueron dos socialistas, Largo Caballero e Indalecio Prieto, quienes instigaron el asesinato del líder de la oposición Calvo Sotelo. Hecho ese que fue el principio del fin, para su añorada república.
Está claro que en la vida hay prioridades. Para unos, la ensoñación republicana. Para otros, la salud física y económica de nuestros vecinos. Mientras muchos esperan la vacuna como agua de mayo, escuchamos como en Pastrana se han repartido vacunas entre cargos, carguitos, familiares y amiguetes. A los guadalajareños no nos dejan trabajar, no nos dejan huir y ahora nos quieren llevar a un asalto a la corona desde la plaza de Moreno. A falta de vacunas… ¡República!
Iván Sánchez. Diputado provincial de VOX Guadalajara