Garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades es uno de los grandes objetivos de la Agenda de Desarrollo Sostenible planteada por Naciones Unidas para el año 2030. Un plan de acción mundial que fue firmado por los 193 países que forman parte de Naciones Unidas, entre ellos España.
El cumplimiento de este objetivo depende enormemente de la colaboración, el entendimiento y el diálogo entre personas que pertenecen a diferentes generaciones. Algo que lamentablemente no ocurre, pues en nuestra sociedad el diálogo intergeneracional es una costumbre que se está perdiendo.
Por este motivo, la institucionalización del 29 de abril como el Día Europeo de la Solidaridad y la Cooperación entre generaciones es la oportunidad perfecta para reflexionar sobre la importancia de fomentar la cooperación y el espíritu solidario entre personas de todas las edades.
Como vicepresidenta de la Unión Europea de Mayores (ESU) pero sobre todo por el compromiso que adquirí con los mayores de España y Europa hace años, quiero hacer un llamamiento a todas las administraciones para que promuevan las acciones necesarias para que una sociedad que tiende a excluir y segregar entienda que JUNTOS SUMAMOS MÁS.
Fomentar la mejora de las relaciones intergeneracionales requiere esfuerzo y tiene que hacerse con la mayor premura. Pues hoy vemos como en España se contabilizan 116 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16. Así mismo, la Unión Europea ve como su población envejece paulatinamente.
Actualmente en la UE viven más de 89 millones de personas con más de 65 años y se estima que en el año 2060 uno de los continentes más envejecidos será Europa.
A pesar de que apenas comenzamos a ver la salida al final del túnel en esta dura batalla frente al COVID, es el momento reflexionar sobre lo acontecido en estos meses y extraer las lecciones aprendidas. Pero sobre todo, es momento de unir conocimientos sobre los nuevos modelos de participación y colaboración que queremos impulsar en la reconstrucción de nuestro continente.
Yo apuesto por una Europa que tenga en cuenta el valor que tiene cada generación, y que entienda que las diferencias lejos de separar aportan riqueza. En este camino de configurar un mundo a partir de las diferencias es necesario potenciar la creación de espacios de encuentro entre mayores y jóvenes y crear una estrategia europea que acabe con las desigualdades y contra la discriminación por edad.
De esta forma, ayudaremos al bienestar de todas las personas tengan la edad que tengan pero sobre todo impediremos que nuestros jóvenes pierdan la oportunidad de nutrirse del valor, la experiencia y el conocimiento de quienes han vivido tanto y tienen tanto que aportar.
La solidaridad y la cooperación son las piedras angulares para construir una sociedad inclusiva y sostenible.
Carmen Quintanilla Barba.Vicepresidenta de la Unión Europea de Mayores (ESU) y presidenta nacional de AFAMMER.