Hace poco leí una frase que afirmaba que la familia no es algo importante, lo es todo para la sociedad. Es la brújula que nos guía y la inspiración y el respaldo que nos impulsa a conseguir nuestras metas y que nos consuela en nuestros peores momentos.
La Asamblea General de Naciones Unidas decidió declarar el 15 de mayo como el Día Internacional de las Familias, consciente de la importancia que las familias tienen en todos los individuos, pero principalmente por la gran importancia que juegan en la sociedad.
Con la institución de este día para las familias, las Naciones Unidas quieren crear conciencia a nivel gubernamental y social sobre los temas que tienen que ver con la familia, pero sobre todo, que reflexionemos sobre los principales desafíos y retos a los que se tienen que enfrentar.
Sin duda a día de hoy, las consecuencias económicas y sociales originadas por la pandemia constituyen el principal desafío para las familias de todo el mundo. Un reto que se suma a otros desafíos históricos como la necesidad de incentivar los nacimientos y la de alcanzar la conciliación y la corresponsabilidad de la vida laboral y el cuidado de los hijos y las personas dependientes.
Desde hace años existen voces que alertan que en Europa vivimos un verdadero “suicidio demográfico”. En el año 2016 Eurostat ya avisó que en el continente europeo hasta 15 países tuvieron más muertes que nacimientos, entre ellos España.
Pero a pesar de las advertencias queda un largo camino por recorrer en lo que a fomento de la natalidad se refiere. El 68% de los españoles afirma tener problemas para conciliar trabajo y familia, y ese porcentaje se dispara al 81,2% cuando el colectivo encuestado se reduce a solo mujeres con hijos o cargas familiares.
Como también, el 95% de los trabajadores que mantienen una jornada laboral parcial para poder atender a familiares son mujeres. Lo que conlleva pensiones más bajas, brecha salarial, etc.
Y si miramos a la sociedad rural, donde por regla general los hombres pasan más horas fuera del hogar, observamos cómo se agudizan las situaciones de estrés sobre las mujeres ya que en ellas recae la total responsabilidad de las nuevas cargas familiares originadas por el coronavirus. Los datos así lo demuestran pues el 56,8% de las mujeres rurales afirma ser la única responsable del trabajo doméstico y familiar, donde el 98% de los hombres no intervienen.
Así mismo, el 21,6% de las mujeres de nuestros pueblos tienen a su alrededor una persona mayor o con discapacidad, siendo ellas las únicas cuidadoras en el 58,5% de los casos.
A pesar de que aún seguimos sufriendo las terribles consecuencias del coronavirus, es necesario afrontar de manera urgente medidas que nos permitan avanzar, respetar y apoyar a las mujeres que deciden ser madres y seguir desarrollando su carrera profesional en igualdad de condiciones, con la posibilidad de poder ascender a puestos de dirección en igualdad de oportunidades, sin que ello repercuta en el cuidado y bienestar de sus familias.
Solo así, y no de otra manera, estaremos defendiendo a la familia como pilar fundamental de la sociedad, pues apoyando la maternidad aseguramos la protección y el futuro de las familias. Cómo así siempre he defendido durante los casi 20 años de mi etapa como parlamentaria en las Cortes Generales del reino de España.
Unas metas que siguen siendo una gran prioridad para mí como presidenta nacional de la Confederación Nacional de Familias y Mujeres del Medio Rural y como vicepresidenta de la Unión Europea de Mayores, donde trabajamos porque nuestros mayores sigan teniendo la importancia y el respeto que merecen dentro del núcleo familiar y que sobre todo, velen por el bienestar de las próximas generaciones que hoy son nuestros hijos y nietos.
Como he mencionado en más de una ocasión, la familia es la parte fundamental que nos define como personas durante nuestra vida. Somos lo que hemos aprendido en la niñez, por lo que asegurar su bienestar debe ser uno de los principales retos de la sociedad y de los gobiernos.
¡Feliz día de las familias!
Carmen Quintanilla Barba es presidenta Nacional de AFAMMER, vicepresidenta de la Unión Europea de Mayores (ESU) y parlamentaria honoraria de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa