Como todo el mundo sabrá, el pasado 20 de Mayo nuestro presidente del Gobierno presentó al mundo mundial y parte del universo el Plan España 2050, Fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional a Largo Plazo, estrategia nacional elaborada por la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de cara a las tres próximas décadas, ni más ni menos. Podían haber sido bastante más, pero se dieron cuenta de que si con tres décadas superaban las seiscientas páginas, con cinco serían más de mil y el libro podría resultar demasiado pesado, para la edición de bolsillo de las estaciones de autobuses o del metro, sobre todo sin saber si dentro de treinta años seguirán existiendo autobuses o metros.
En definitiva, y a título de descripción, un plan a través de nueve grandes desafíos, con cincuenta objetivos principales para lograr según sus propias palabras “Una España mucho más eficiente, más digital, más verde y en consecuencia más justa” pero eso sí, el punto clave del plan pasa por impulsar la gran reforma educativa nacional, y eso que la recién estrenada en vigor está sin hacer aún. No sabemos qué hacer el próximo curso pero sí dentro de treinta años. Ya lo decía el famoso dramaturgo griegoEurípides de Salamina: “No mires a lo lejos, descuidando lo que tienes cerca”, y qué razón tenía.
La primera previsión es para caerse de espaldas, cerca de un millón de alumnos menos, pero no se preocupen, que según consta en el informe, esto no es una desgracia, es una oportunidad, pues con menos alumnos, más dinero y por tanto más inversión y mayor calidad de la enseñanza. Vamos a ver si lo entiendo, lo que mejora la calidad de la enseñanza son menos alumnos y más inversión, pero ayer como quién dice, nuestra Ministra dice lo contrario, más alumnos que el curso pasado en las aulas y de subir el tanto por ciento del PIB destinado a educación, nada de nada. Si nos llueven millones de Europa, da igual, pero los alumnos más juntitos que caben más. Para facilitar desdobles, ratios más bajas y más profesorado por alumno no hay que esperar a que desaparezcan dentro treinta años, tiene la solución hoy y en su mano. Y perder 800.000 alumnos no es una oportunidad, es una desgracia que sólo se soluciona dando trabajo de calidad estable, confianza e incentivando a las familias y a nuestros jóvenes para que puedan formarlas.
Y hablando de ello, urge las preocupantes tasas de interinidad, ahora, no mañana, ni dentro de treinta años, un desarrollo normativo que solucione la situación de los técnicos de Formación Profesional sin acceso al grado y ejecute lo estipulado para con el resto, pero hoy, no mañana.
Lo siento, pero no. Nuestro sistema educativo necesita de soluciones urgentes, pero tan urgentes que son para dentro de tres meses y no tres décadas. Como decía la escritora Susan Gregg Gilmore «Es curioso cuánto tiempo pasamos planeando nuestras vidas. Nos convencemos tanto de lo que queremos hacer, que a veces no vemos lo que debemos hacer «.
Ser previsor nunca ha sido malo, por supuesto, pero hombre, a treinta años vista, como que más de uno ya ha perdido la esperanza de verlo con sus propios ojos, así que si tiene que ser que sea, pero principalmente que yo que lo vea.
Satur Acosta - ANPE