‘Construir una recuperación económica para todas y todos’ es el lema elegido este año para el día que ayer jueves se conmemoró, la Jornada Mundial por el Trabajo Decente.
Es una celebración joven, que se remonta a 2008, lo que nos sirve para conectar la experiencia de aquella crisis y sus consecuencias con el momento actual. Si la respuesta a aquella sacudida global fueron decisiones políticas que favorecieron destruir cientos de miles de empleos (Castilla-La Mancha superaba el 31,5% de tasa de paro en 2013), las medidas adoptadas ahora parecen ir en sentido contrario, protegiendo la supervivencia de las empresas, y protegiendo los empleos.
Esa es la realidad, pese a los discursos de apocalipsis de quienes, por fortuna, han visto esta crisis desde la bancada de la oposición. Sin embargo, en esta senda esperanzadora donde CCOO ha acordado decisiones vitales (reforma de pensiones, subida del SMI, extensión de los ERTE) falta abordar el punto fundamental de la modernización de la reforma laboral, eufemismo con el que llevamos meses explicando que urge echar abajo la reforma laboral del Gobierno Rajoy. Qué mejor momento que esta Jornada Mundial por el Trabajo Decente para insistir al Ejecutivo en que no caben más demoras.
Porque reducir la precariedad de los contratos (tenemos la tasa de temporalidad récord de Europa), reducir las vergonzantes tasas de paro en jóvenes, atajar la brecha de género en salarios y actuar ante cualquier discriminación son deberes de un Gobierno de signo progresista. Más aún, este objetivo irrenunciable que es el trabajo decente (un eje de la Agenda 2030) está ligado a otros logros que permitan la recuperación de todas y todos: Garantizar derechos y la protección social, crear el suficiente empleo público y darle la estabilidad necesaria, reforzar la educación y la sanidad pública, apostar por políticas de los cuidados, favorecer políticas de conciliación, desarrollar a fondo los Planes de Igualdad en cada empresa y hacerlos un instrumento útil contra la discriminación...
No caben matices para armar soluciones, y no debería haber dudas en impulsar esta agenda social que, tras la pandemia, ponga al país en la buena dirección. Que lo consigamos requiere además dotarnos de una fiscalidad justa, que asegure los ingresos necesarios para llevar a cabo estas políticas. Da vergüenza estos días ver lo que muchos acaudalados patrios hacen con sus fortunas con tal de no aportar lo que les toca, y me da la sensación que ese 15% de Impuesto de Sociedades se quedará muy corto si no se aplica sobre los beneficios reales de las empresas.
Somos conscientes de los equilibrios que hace a diario este Gobierno para avanzar en este programa, pero no habrá otro momento más oportuno que éste para afrontar estos desafíos. Es tiempo de legislar para las personas, y si el trabajo decente no nos ocupa y preocupa, vamos mal. Otras soluciones como las ensayadas en las crisis anteriores no servirán. CCOO CLM lo tiene claro, y empezando por la derogación pendiente de la reforma laboral, celebraremos en pocos días asambleas con delegados y delegadas en las cinco provincias, donde amplificar estos mensajes en los centros de trabajo de la región y perfilar futuras movilizaciones.
No habrá trabajo decente si no es desde la estabilidad, salarios dignos, protección social e igualdad entre hombres y mujeres. No habrá recuperación si no es para todas y todos.
Paco de la Rosa. Secretario general de Comisiones Obreras Castilla-La Mancha