El Día Mundial de las Mujeres Rurales nació en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, organizada por la ONU y celebrada en Pekín en 1995. AMFAR comenzó a conmemorar esta fecha en el año 1997, convirtiéndose en la organización pionera en España en la celebración de esta efeméride.
Este 15 de octubre de 2021 lo conmemoramos bajo el lema “La participación de las mujeres rurales en los órganos de gobernanza”. Celebro que este año podamos retomar la presencialidad en los actos organizados por AMFAR con motivo de este Día Mundial de las Mujeres Rurales, después de atravesar una crisis sanitaria que nos ha obligado al confinamiento y al aislamiento social.
Las mujeres rurales de AMFAR, mujeres de todas las edades, perfiles y ocupaciones, se dedicaron en cuerpo y alma a sacar adelante a sus familias y sus negocios con más esfuerzo y valentía que nunca si cabe.
Si algo nos ha enseñado esta pandemia, es que las mujeres rurales son ejemplo de solidaridad, esfuerzo y capacidad de trabajo. Esta pandemia ha puesto de manifiesto, por un lado, la fragilidad del modelo asistencial, y por otro, la fortaleza de las mujeres para atender cualquier situación social, sanitaria o económica en las zonas rurales.
Lo vimos en los primeros meses de pandemia, cuando las agricultoras y ganaderas de todos los rincones de este país continuaron trabajando sin descanso para garantizar el abastecimiento de alimentos de calidad a la sociedad. Y nos lo volvieron a demostrar con las muestras solidarias de tantas mujeres rurales que confeccionaron mascarillas, atendieron a personas mayores y dependientes, apoyaron a sus hijos durante el curso escolar o mantuvieron sus negocios con muchas dificultades. Todo ello lo hicieron con el único objetivo de aliviar la dura situación que atravesábamos y facilitar la vida a los demás.
Pero las mujeres rurales no pueden seguir tirando del carro ellas solas. El mundo rural se enfrenta a serios problemas que requieren del compromiso de la administración y de la sociedad en su conjunto. Problemas como la despoblación, la brecha digital o el desempleo femenino que condicionan el futuro de nuestros pueblos.
Revertir la situación de la llamada ‘España Vaciada’ es uno de los primeros retos a los que debemos dar respuesta. Frenar la despoblación pasa por atender las necesidades de los que viven en los pueblos, y especialmente de las mujeres y los jóvenes, que son los que fijan la población, y por tanto, garantizan el futuro del medio rural. Según datos del Ministerio del Reto Demográfico, del año 2010 al 2019, han perdido población casi el 77% de los municipios españoles, la mayoría de ellos con menos de 1.000 habitantes. Pero la despoblación ya afecta a casi el 70% de las cabeceras, al 63% de las ciudades pequeñas y a más de la mitad de las capitales de provincia.
Quiero destacar que España se encuentra inmersa en el diseño de un Plan Estratégico de la PAC 2023-2027, que es clave también para dar solución a la temida despoblación. Por este motivo, el Ministerio de Agricultura ha de pelear una PAC fuerte, sin recortes presupuestarios y sin recortes en las medidas de desarrollo rural.
Es esencial mirar al sector agrario con ojos de mujer y ponerse a trabajar en medidas que permitan la conciliación, el cuidado de familiares dependientes y el acceso a la digitalización, si llegan estas medidas, habrá más mujeres en el sector agrario y ganadero. Nos toca defender también la participación de las mujeres en otros sectores estratégicos para la economía rural, como son la caza, la industria agroalimentaria o la digitalización.
Según datos del INE, cerca del 92% de los hogares tienen conexión a internet, un porcentaje que baja a 87% cuando analizamos los municipios de menos de 10.000 habitantes. Esto origina una triple brecha digital ligada a la ubicación geográfica, la edad de la persona usuaria y el tamaño del municipio.
La incorporación de las mujeres a la digitalización es esencial para dinamizar el territorio, para impulsar el emprendimiento, para poner en valor los recursos que ofrece cada zona, para la cohesión social, para alcanzar la igualdad de oportunidades y para combatir las cifras de desempleo que lamentablemente siguen teniendo cara de mujer.
España fue en 2020 el país de la UE donde más creció el paro entre las mujeres, cerrando el ejercicio con 1.933 mujeres autónomas menos, una caída que no se producía desde el año 2012.
Por todo ello, quiero aprovechar estas líneas para recordar que desde AMFAR seguiremos trabajando en la formación de las mujeres rurales, en el emprendimiento, en la incorporación al sector agrario, en la igualdad de oportunidades, y como no, en la lucha contra la violencia de género, otra de las grandes lacras de nuestra sociedad que también se acentúa en las zonas rurales. Concretamente, en lo que llevamos de año, el 40% de las víctimas mortales residía en municipios de menos de 30.000 habitantes.
Desde AMFAR seguiremos trabajando para que se escuche la voz de las mujeres rurales españolas. Para impulsar su presencia y participación en todas las esferas de la vida. Seguiremos adaptándonos a cualquier situación que se presente, tal y como hemos hecho con la crisis sanitaria, con esfuerzo y profesionalidad.
Por último, aprovecho para felicitar y reconocer la encomiable labor de las mujeres rurales en este 15 de octubre tan especial, Día Mundial de las Mujeres Rurales.
Lola Merino Chacón. Presidenta Nacional de AMFAR. Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural