De sobra es sabido que el macro Gobierno de Sánchez está más pendiente de twitter y de las series de Netflix que de los problemas reales de los españoles. Y viendo el nivel de estos próceres a veces es deseable que sigan en esa realidad paralela que son las redes sociales, porque cuando “tocan” algo de lo real suele ser para estropearlo. “Pá cagarla”, que diría el castizo.
El otro día el ministro Garzón desde su checa del ministerio estaba con el móvil muy pendiente de lo que pasaba en Castilla-La Mancha. De hecho, nada más aprobarse la prohibición de abrir nuevas granjas de porcino, con los únicos votos del PSOE de García-Page, Garzón le dio al botón del twitter y publicó unos aplausos; cinco manecitas amarillas aplaudiendo a Page que le había salvado de la quema a costa de traicionar a los ganaderos de la región. Con este ministro y su aversión a España llueve sobre mojado y su manera de comportarse, más como un activista de izquierda que como un ministro del reino de España, nos está dejando perlas dignas de recordar. Por no ir muy lejos, hace pocos meses quiso poner en marcha un “semáforo nutricional” e incluyó con la peor calificación, la que tienen los alimentos no saludables, a alimentos como el jamón o el aceite de oliva. Una barbaridad que tuvo su contestación por parte del sector y de los consumidores. No contento con esto, ha llevado su cruzada contra el consumo de carne a las páginas del periódico inglés “The Guardian”, afirmando que en España se produce y se exporta carne de mala calidad de animales maltratados. En este punto no tengo por menos que acordarme de los sitiados del Regimiento “Simancas” nº 40, que se defendieron mientras pudieron en su cuartel de Gijón, y cuando su coronel vio que todo estaba perdido pidió por radio al crucero “Almirante Cervera” que disparasen sobre ellos, pues el enemigo estaba ya dentro. Pues eso, que tenemos al enemigo dentro del Consejo de Ministros.
Siendo grave todo lo anterior, lo más grave y lo que más me duele como castellano-manchego es que en el pasado pleno de las Cortes de Castilla-La Mancha tuvimos la oportunidad de mandar un mensaje claro e inequívoco de apoyo al sector y de reprobación de este mal ministro y, en cambio, lo que hizo el PSOE de García Page fue sacar la cara por Garzón y prohibir durante tres años nuevas instalaciones ganaderas de porcino que producen carne de calidad, sometidas al cumplimiento de una legislación muy exigente desde el punto de vista sanitario, medioambiental y de bienestar animal, y que sobre todo crean empleo y riqueza en el medio rural. Es decir, se secundaron las tesis anti ganaderas de Garzón y por eso éste aplaudió. Desde el Partido Popular argumentamos en contra de esta moratoria que se ha llevado a cabo sin contar con el sector, pero de nada sirvió.
Page, del que estamos demasiado acostumbrados a que diga una cosa y haga la contraria, quiso salvar de la quema a Garzón como se salva a los “ninot” indultados en las Fallas. Entre aplausos de la bancada socialista y ante el estupor de los miles de ganaderos de nuestra región que ven como, paso a paso, el cerco se estrecha para ellos con la complicidad de los que tenían que ser sus primeros defensores, el Gobierno de Castilla-La Mancha.
Juan Antonio Callejas
Diputado Nacional del PP por Ciudad Real