El pasado 4 de febrero se conmemoró el Día Mundial contra el Cáncer. Durante estos años de dura pandemia parece que los fallecimientos que se producen a diario sólo se deben al coronavirus o a consecuencia de este virus. Ocupan el primer plano informativo. Sin embargo, el cáncer sigue siendo una de las principales causas de muerte en el mundo; el cáncer no entiende de edad, ni de hombres ni de mujeres ni de condiciones sociales; lamentablemente es un problema que afecta a todas las personas. Es una enfermedad que convive con cada uno de nosotros.

Según la Sociedad Española de Oncología Médica en su publicación de 2021 “Las cifras del Cáncer en España” Cifras_del_cancer_en_Espnaha_2021.pdf (seom.org); se indica que “la pandemia de la COVID-19 ha afectado el número de diagnósticos de cáncer en muchos países por lo que probablemente el número real de cánceres diagnosticados en 2020 habrá sido menor. Las estimaciones a nivel mundial indican también que el número de casos nuevos aumentará en las dos próximas décadas a 30,2 millones de casos nuevos al año en 2040”.

Son muchos los factores que influyen en el aumento de los casos de cáncer, como puede ser al aumento de la población; el envejecimiento de la población; la exposición a factores de riesgo como el tabaco, el alcohol, el sedentarismo, la contaminación, etc.; pero sin embargo el efecto de la pandemia ha hecho que los diagnósticos lleguen en muchos casos tarde, que los programas de detección y prevención de cáncer no se estén llevando a cabo.

Durante el 4 de febrero seguramente se estén llevando muchas campañas de sensibilización y concienciación para que el día mundial del cáncer no sea sólo un día más en el calendario, sino para que la lucha contra el cáncer sea una prioridad en las políticas públicas de sanidad; que todos los ciudadanos tengan información sobre la prevención del cáncer; y sobre todo que se invierta en investigación, ya que es la única forma de combatir esta enfermedad. Que los fondos públicos, no sólo privados, se dediquen a encontrar tratamientos que mejoren la calidad de vida de los afectados; invertir también en la formación de científicos y profesionales que estudian y descubren los tratamientos clave en la lucha contra esta enfermedad.

Todas las enfermedades son iguales; pero no podemos olvidar que los enfermos de cáncer no pueden quedarse en un segundo lugar durante esta crisis sanitaria del coronavirus; mejorar la vida de estas personas y aumentar su supervivencia tiene ser una preferencia en cualquier momento. Las políticas públicas deben seguir apostando por la investigación de la lucha contra el cáncer y por hacer que la vida de los enfermos sea de calidad; poniendo el acento en garantizar los cuidados paliativos en los momentos que llegan a ser necesarios. 

GRUPO AREÓPAGO