En el mundo actual donde las noticias que se producen están marcadas por acontecimientos poco alentadores como son, por citar alguno, el conflicto en Ucrania los datos y restricciones de la pandemia, la violencia entre las personas, la inflación de los precios, las crisis matrimoniales, etc. surgen informaciones esperanzadora, como es la noticia del niño sirio Mustafá que nació sin extremidades debido a los efectos de un medicamento que le administraron a su madre durante el embarazo. Y es que una imagen realizada por un fotógrafo turco y ganadora de un premio fotográfico ha resultado ser la esperanza de vida de Mustafá y de su padre también mutilado de guerra. Una buena noticia. Ha conseguido que Mustafá pueda tener un futuro gracias a la solidaridad y generosidad en este caso de los italianos, recogiendo fondos para unas prótesis especiales para el niño y su padre.

El poder de una foto ha hecho posible cambiar la vida de otra persona, provocando el apoyo de miles de personas que realizan un gesto solidario con los protagonistas de las noticias. Una vez más la caridad y solidaridad son valores que prevalecen entre tanto odio y violencia como el que existe; y es que hay mucha gente solidaria colaborando con las miles de ONGs y asociaciones que existen o bien están participando en iniciativas que nacen en momentos difíciles. Podemos recordar también en España todas las actividades que se están realizando –porque no nos podemos olvidar de ellos- para ayudar a todos los afectados por la erupción del volcán de La Palma, un sinfín de acciones solidarias que buscan paliar los efectos de esta catástrofe y que intentan ayudar a los damnificados a rehacer su vida y a vivir mejor dentro de la situación tan difícil que están viviendo.

Todas las acciones solidarias que movilizan a tantas personas tienen como objetivo el de mejorar la calidad de vida de los demás, mirar al otro, contribuir a su bienestar, ayudándole de manera altruista y desinteresada. Pero estas campañas de generosidad no sólo pueden darse en momentos puntuales, que también, sino que a lo largo del año son numerosas las personas que necesitan de nuestra fraternidad y colaboración, que no son protagonistas de ninguna fotografía premiada pero que viven cerca de nosotros; muchas veces de manera silenciosa, pero sufriendo la pobreza, la soledad y la enfermedad; viviendo en una sociedad que es solidaria, pero también egoísta e indiferente al sufrimiento humano. La caridad exige compromiso. Nadie da lo que no tiene, pero todos podemos ser caritativos de una manera u otra, siendo voluntarios; generando y participando en acciones solidarias y sobre todo respetando al otro con empatía y ayudándole en sus necesidades; para que puedan vivir dignamente. La sociedad precisa personas solidarias comprometidas, por un mundo mejor.

GRUPO AREÓPAGO