Constantemente escuchamos que el sedentarismo tiene efectos perjudiciales para nuestra salud, pero ¿sabemos realmente cuáles de nuestras actividades son consideradas sedentarias?
Lo que nos dicen la ciencia es que se trata de “actividades realizadas por el individuo en posición sentada o inclinada con un gasto energético bajo mientras se está despierto”.
Aunque es posible intuir cuáles son estas actividades, es importante que todo el mundo las identifique. Esto permitirá gestionar el tiempo que les dedicamos, reduciendo sus efectos perjudiciales.
Los comportamientos sedentarios forman parte de nuestras vidas y muchas actividades que realizamos diariamente son consideradas como sedentarias. Eliminarlas completamente es complejo, pero podemos reducir el tiempo que dedicamos a estos comportamientos.
La Organización Mundial de la Salud incluye en sus directrices sobre actividad física una serie de recomendaciones sobre hábitos sedentarios y están adaptadas a los diferentes grupos de edad.
Para preescolar se publicaron recomendaciones sobre el tiempo sedentario frente a la pantalla.
Entre los 5 y 17 años se recomienda limitar el tiempo dedicado a actividades sedentarias y especialmente al uso de pantallas en el tiempo de ocio.
A partir de los 18 años se recomienda limitar el tiempo dedicado a actividades sedentarias y sustituirlo por un mayor tiempo dedicado a la actividad física.
Pero estas recomendaciones son generales y aún es necesario saber cómo actuar, especialmente con los menores y en los diferentes contextos en los que desarrollan sus actividades diarias.
Cómo luchar contra el sedentarismo en los jóvenes
La Red de Investigación en Comportamiento Sedentario (Sedentary Behaviour Research Network) es una organización de investigadores y profesionales de la salud con interés sobre el impacto del comportamiento sedentario sobre la salud.
Acaba de publicar las recomendaciones internacionales de comportamiento sedentario relacionado con la escuela en niños y jóvenes y están disponibles en 19 idiomas.
Pretenden servir de ayuda para profesionales de la educación, la salud, la ciencia y sectores relacionados y así desarrollar acciones y políticas en beneficio de la salud y bienestar de los jóvenes.
¿En qué consisten estas recomendaciones y cómo pueden ponerse en práctica?
Lo primero es conocer en qué consiste un día escolar saludable.
Debe incluir cortes de los periodos con largos comportamientos sedentarios a través de pausas activas. Es decir, hay que reducir el tiempo continuado en posición sentada o reclinada.
También debe incluir diferentes tipos de movimiento, limitando las tareas escolares sedentarias a un máximo de 10 minutos por día y por curso (Por ejemplo, 10 minutos en primero o 60 minutos en sexto).
El tiempo frente a pantallas de actividades relacionadas con la escuela debe incluir contenido importante. Igualmente, se ha de fomentar el aprendizaje con métodos alternativos en los que no sea necesario el uso de pantallas. Un ejemplo sería la realización de descansos de pantalla cada 30 minutos.
Asimismo, se recomienda cambiar actividades de aprendizaje sedentarias por actividades de aprendizaje que conlleven movimiento. Además, sustituir las actividades con pantallas por actividades sin pantallas promueve la salud y el bienestar de los jóvenes. Un ejemplo podría ser aprender contenidos en movimiento o a través de juegos que impliquen movimiento, tal y como pretenden los proyectos “Clase Activa”.
Para que la puesta en práctica de estas recomendaciones sea posible, los autores sugieren basarse en cuatro recomendaciones básicas:
-
Manejar el comportamiento sedentario.
-
Motivar el uso racional de las pantallas.
-
Convertir a las personas referentes para los jóvenes (padres, madres, educadores) en modelos de uso saludable y racional de las pantallas.
-
Monitorizar los signos de uso nocivo de las pantallas.
Además, la Red de Investigación en Comportamiento Sedentario está a disposición de quienes deseen saber cómo poner en práctica estas recomendaciones.
En resumen, disponemos de unas nuevas recomendaciones de comportamiento sedentario específicas para la escuela y muchas oportunidades para desarrollarlas. El siguiente paso está en la mano de quienes deben ponerlas en práctica, que en definitiva podríamos decir que somos todos, solo que a diferentes niveles.
__________________________
. Profesor del área de Educación Física y Deportiva, Universidad Pablo de Olavide
. Investigador Post Doctoral Margarita Salas en el Centro de Estudios Sociosanitarios, Universidad de Castilla-La Mancha
Este artículo ha sido publicado originalmente en THE CONVERSATION