Cómo está el patio, o el hemiciclo, que muchas veces parecieran lo mismo. La última ha sido el caso Pegasus que está agrandando aún más el distanciamiento que ya existía entre los partidos de coalición en el Gobierno y los grupos que los apoyan.
Unos exigen dimisiones, quizás de la que precisamente no tenga que dimitir; otros, como el gran humorista Gila en sus monólogos, esbozan el “alguien ha matado a alguien” para decir que los espías son externos, pero de un externo que está muy cerquita. Los acusados por unos, el CNI, que no se creen las explicaciones dadas y los por ahora no espiados, que se sepa, que las casualidades no existen. Veremos como acaba todo y todos, pero en este país, amante de chivos expiatorios para calmar las aguas, seguro que han elegido a uno.
Tristemente no creo que finalmente, con comisión o sin comisión de investigación, o con o sin cortinas de humo, se aclare nada. E igual que yo, la mayoría de los ciudadanos. No por falta de fe en la justicia si no por falta de confianza en la política y nuestros políticos, cansados del espectáculo casi diario que unos y otros, los de allá, los de acá y los del más allá, generan todos los días, y cada vez, que también hay que decirlo, con más malas formas y estilo. No todos, pero muchos.
Pero a lo que iba. Hace bastante tiempo, y a través también de este mismo medio, me arriesgaba a aventurar que en diciembre de 2022 tendríamos elecciones generales, no acabando la legislatura. Para algún mal pensado, el augurio no venía por ningún deseo explícito de que se acabase o animadversión hacia algún partido o gobierno concreto, era precisamente porque bajo mi punto de vista y objetivo, el mejor momento para el gobierno actual de ir a las urnas no va a ser 2023, es antes de que acabe 2022. Y cuando lo aventuré no había ni rusos, ni Ucrania, ni Pegasus, ni luz y gas por las nubes, ni IPC, etcétera, etcétera.
Primero por los presupuestos y el estado de la economía. No es igual después de sacar unos presupuestos “in extremis”, gobernar con los millones que nos ha venido de la UE, a sacar los siguientes sin esa cantidad. Segundo sus socios de gobierno, que pudieran estar pensando más en un efecto mediático populista que les genere más votos rompiendo la coalición que siguiendo con ella, pues a nadie le gusta compartir éxitos, si los hubiera. Con la caída de Casado quizás las aguas de adelanto se templaron porque no había rival, pero el auge de Ayuso y el adelanto en algunas comunidades y con la entrada de Feijóo, que según las encuestas les hace subir votos día a día, es posible que el adelanto electoral esté cerca, y es posible que Pegasus sea la excusa para hacerlo. Ahora no, en un par de meses, que en verano la gente está muy distraída en vacaciones y en diciembre con las compras, y en ambos meses con la extra en el bolsillo.
Como se suele decir, así se las ponían a Felipe II.
Satur Acosta. ANPE