Sí, es posible. Aunque la RAE haya admitido casi sin pestañear, que no es censurable el uso oral y coloquial del “subir arriba”, “bajar abajo”, algo más complicado lo va a tener con el “sube para abajo”, que empieza a ser también de uso coloquial, al menos y por desgracia, para los funcionarios y empleados públicos. La definición es simple, “sube para abajo”: Dícese del sueldo del empleado público que cada vez que sus retribuciones suben, sus sueldos en relación, bajan. Sinónimo: “Subajo el sueldo”. Antónimo: “En relación al IPC”.
Después del subidón del anunciado 9,5 % de subida al funcionario y empleado público, más la prometida paguilla de fin de año, como el redondeo que los pensionistas en otros tiempos recibían, me había prometido una sandía para esta Nochevieja, pero menudo bajón cuando me entero del acuerdo alcanzado. Ni sandía ni melón, uvas, que sólo al mes y por año ahorro una.
Vamos a ver si lo he entendido, y la memoria no me falla. Ya antes del 2011, concretamente desde el 2008, habíamos perdido poder adquisitivo paulatinamente por las crisis económicas, con anterioridad, en 1994 se produjo la primera congelación salarial, aunque en honor a la verdad se acordó paralelamente una subida en relación al IPC durante los próximos tres años que duró poco, pues en el 97 hubo otra congelación salarial. Entre el 2007 y el 2008 sufrimos un aumento total de 5,1% pero sin recuperar las últimas congelaciones, un 5.1 que por cierto duró muy poco, pues en el 2010 se nos rebajó un 5% y en 2011 se nos volvió a congelar de nuevo, además de la extra de Navidad y resto de subidas paupérrimas y pérdidas de poder adquisitivo que todos ya conocemos. En definitiva, más de un 12% de pérdida de poder adquisitivo, sólo en los últimos diez años. Y ahora viene lo mejor, después de abrir la puerta a una nueva congelación salarial en 2021, los mismos del “subajo”del 2022, ya habían intentado el “sal para fuera”, para inmediatamente cambiar al “entra para adentro”. Con todos mis respetos, como para fiarse de un acuerdo a tres años vistas, acuerdo que además no es del todo como se ha descrito. En ese 9,5% anunciado se encuentra el 2% de este año y el 1,5% con carácter retroactivo si la comunidad lo puede y quiere asumir, que si han agotado a estas alturas sus partidas de personal, dudo que al año siguiente puedan afrontar la suma de los dos años, lo que viene a ser tratar a las comunidades de pagafantas. En verdad, la subida real no contemplada sería de un 7,5% en tres años, sin contar el IPC o la inflación de los años siguientes, y este año la subida no contemplada, pues el 2% que falta lo estamos cobrando, sería la del 1,5%, es decir si acabamos con un 8,5% el año, hemos vuelto a perder sólo este, cinco punto más de poder adquisitivo, y a saber los siguientes. Si alguno lo aplaude debe ser para calentarse las manos por no poder subir la calefacción.
Con este panorama, de pérdidas acumuladas y entre pitos y alguna flauta, sandías y algún melón, luces que parece que pocas, y gasolinas al más puro estilo de “más madera”, sigan con el “subajo” que no sólo los sueldos son lo que subiendo pueden bajar de golpe.
Saturnino Acosta. Presidente de ANPE en Cáceres