Vamos a ver (suspiro), vamos a ver (suspiro), vamos a ver, que quizás sea yo el que no se ha enterado bien. Al parecer, de esto sí me he enterado, el Ministerio de Educación en el Observatorio Estatal de la convivencia Escolar a instancias de un estudio elaborado por el Instituto Nacional de Seguridad (Incibe) insta a los docentes a monitorizar los comentarios y actividad del alumnado en las plataformas educativas y/o el seguimiento de hashtags o menciones relacionados con el centro en sus redes sociales preferidas, o la creación de alertas en buscadores, eso sí, sin ánimo de espiar, que la palabra es muy fea y además estaría penado, incluso para los padres y madres de los menores si lo hicieran o hiciesen, sólo vigilar y en aras de “la detección proactiva de situaciones de riesgo”, y todo ello como recomendación para trabajar la ciberconvivencia.
Primer suspiro. Los docentes ya previenen el acoso escolar y el ciberacoso, educando y formando al alumnado y familias en su caso, en nuestro horario lectivo y laboral, que es hasta donde nos permite la legislación vigente, pero es que además tenemos que dar clases, que parece que a alguien se le ha olvidado que estamos para eso, pero encima ahora para dar una sola hora de clases pareciera que hubiera que presentar una solicitud por triplicado, no hablemos de las evaluaciones, que tendrán que editarse en fascículos, sin contar los diferentes planes, coordinaciones, proyectos y un largo etcétera, también con excesiva exigencia burocrática. Y puestos a olvidar, también han debido olvidar que los docentes también tenemos vida, hijos, familias, amigos y hasta mascota que cuidar. No sé cuándo el Ministerio y el Incibe pretenden que monitoricemos las redes del alumnado, si no tenemos tiempo ni para suspirar y mucho menos porque está prohibido usar el móvil durante el trabajo, al menos el personal, si el CNI nos facilita uno, pues ya sería otra cosa.
Segundo suspiro. ¿En serio un Instituto Nacional de Seguridad o el propio Ministerio no ha pensado en las posibles consecuencias para el profesorado de “vigilar” las redes sociales de su alumnado? ¿Cómo creen que padres y madres se tomarían la monitorización de las redes de sus hijos, sobre todo si tuvieran consecuencias cuando ni ellos mismos pueden a determinada edad? Si un menor utiliza redes sociales es porque tiene acceso a ellas, a través de una red que no está a su nombre, o bien a través de un dispositivo móvil normalmente adquirido por adultos, por lo que es competencia, responsabilidad y vigilancia del uso que se haga los responsables de facilitar dichas herramientas y accesos, no los docentes, que sin embargo y curiosamente sí que podemos educar para el buen uso y en ciberconvivencia pero la intromisión en la intimidad y menos aún de un menor siendo docente podría ser hasta denunciable.
Y ahora, vamos a ver, simplemente la propuesta de vigilar a nadie, viniendo de quien proviene ya me parece de por sí esperpéntica, si es a los docentes y tratándose de menores, pues imagínense el hashtag que se me ocurre, el comentario lo acabo de monitorizar en estas letras.